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13 de diciembre de 2013
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Carreras de autos clásicos, turismo de la nostalgia

Un día el hombre acopló cuatro ruedas a un motor y ya nada volvió a ser igual. Las carreras de autos clásicos son el imán para los amantes de los grandes desafíos a los que el hombre tuvo el valor de tomar por el volante e ir siempre un paso más allá.
Carreras de autos clásicos, turismo de la nostalgia
La Florida Car Marathon, una de las más curiosas de las carreras de clásicos.

Rodrigo Carretero

Esta historia ya tiene más de cien años y aun sigue siendo pasión de multitudes. Los tiempos cambian, ni que decir la tecnología, todo sucede cada vez más rápido, todo parece ya inventado. Sin embargo, existen personas, muchas, muchísimas que reverencian a  aquellas máquinas de antaño, que a fuerza de buena mecánica, madera y estilo fueron las encargadas de traspasar varias fronteras. Literales límites territoriales, paisajes que al paso de los pilotos adquirieron nuevos significados y fronteras que los velocímetros fueron marcando cada vez más lejanas al simple acto de andar. En el general de la gente, un auto clásico es sinónimo de auto antiguo o en su peor acepción, viejo. ¡Sacrilegio! Para los puristas, para los amantes de los fierros, la definición correcta de clásico se concentra en aquellos vehículos  de alta calidad fabricados desde antes de la Primera Guerra Mundial y hasta poco más de mediados de los años 50 del siglo pasado.

Corriendo alrededor del mundo

Muchas de las carreras de clásicos que hoy se llevan a cabo son para recordar, homenajear a aquellos pioneros o circuitos históricos que dejaron una huella imborrable en el camino.  Las primeras carreras tuvieron lugar desde el mismo nacimiento del automóvil. No le dieron tiempo a aprender a caminar que ya lo sacaron a las pistas. Estas primeras aventuras eran, lógicamente, llevadas a cabo por los sectores más ricos de la sociedad que podían permitirse el lujo de adquirir un vehículo y participar en ellas. Hoy algunos de esos circuitos vuelven a sentir el rugir de los motores y los vítores de una audiencia fascinada que sigue una a una las alternativas de cada competencia alrededor del mundo. Esto genera un tipo de turismo específico, el turismo de la nostalgia, por así llamarlo. Quienes participan son más que nada coleccionistas, fanáticos de determinadas marcas o modelos clásicos y gente interesada en que la memoria perdure aun cuando se disipe el polvo del paso raudo de los autos.

Es apretada la agenda anual y no da tregua a los fanáticos. En marzo, España recibe al Rally Internacional de Coches de Época Barcelona-Sitges, donde participan más de 80 vehículos fabricados antes de 1925. Las premiaciones incluyen la vestimenta de los integrantes de los vehículos, lo que hace de esta competencia algo muy vistoso y de gran atracción para el público en general. De allí a Paris o alguno de los puntos por donde pasa la carrera de clásicos más larga del mundo. 12.000 kilómetros hasta Pekin son el reto a vencer. Tuvo su primera y única edición histórica en 1907. Noventa años después, se retomó la idea ya con fines turísticos y de competencia de colección, y sigue adelante con un calendario irregular, ya que la última carrera fue este año 2013, pero no se sabe cuando retornará. Mismo año, similares latitudes, en Moscú se realizó la novena edición de la muestra  y rally de vehículos clásicos, donde la gran cantidad de asistentes, participantes y curiosos ha demostrado que los clásicos siguen de moda. La curiosidad de este evento fue que se aceptó como “clásicos” a vehículos de los años 70, pudiendo participar en la competencia, pero fuera de la prueba general.

Sin dudas, la más clásica de las competencias europeas es la Mille Miglia (Mil Millas). Nacida en Italia en 1927, se disputó hasta 1957, con un breve paso por boxes durante los años de la II Guerra Mundial. 20 años después de la última edición, los autos volvieron a la ruta. Lo que la distinguía y aun hoy resalta es ser conocida como la “carrera de la gente”, ya que su trayecto pasa cerca de las casas de los vecinos de los pueblitos que atraviesa, convirtiendo cada edición en una verdadera fiesta popular, donde se celebra, no solo el rugir del motor o la pericia del piloto, sino también toda una historia y tradición que permanece viva en los “tifossi” de las marcas participantes. La carrera es anual y congrega a una verdadera multitud. (http://www.1000miglia.eu) Tanta que hacia el año 1986, se decidió hacer una edición de las Mil Millas en Sudamérica. Finalmente en 1996 se largó la carrera bajo el nombre de “1000 Millas Sport de la República Argentina” que recorren los hermosos paisajes de la Patagonia Andina. Desde Europa llegaron las escuderías BMW, Mercedes Benz, Alfa Romeo con sus clásicos, pero será que los locales van con ventaja porque los pilotos argentinos se destacan en cada edición anual. En la actualidad forma parte del calendario mundial FIVA y ha adquirido un notable prestigio, siendo considerado el evento por excelencia de Sud América. Los caminos que recorre serpentean entre montañas, valles y lagos del sur, haciendo del paisaje, un partícipe indiscutible. (http://www.1000millas.com.ar).

Por supuesto que Estados Unidos, como uno de los más grandes fabricantes de automóviles del mundo, tiene su propia celebración a los clásicos. La Florida Car Marathon se viene haciendo desde hace tres años con varias curiosidades que la distinguen del resto. Su mentor es el uruguayo Daniel Romagnoli quién junto al argentino/americano Daniel Alvarez (Director general) y Alberto Domingo (Presidente de la comision de Autos Históricos C.O.D.A.S.U.R) supieron darle una nueva cara a las carreras de clásicos. Aquí,  cualquier persona adulta, sin necesidad de ser profesional del volante, puede participar en la competencia.  La organización ofrece los términos, condiciones y la asistencia necesaria para el desarrollo de una prueba de rally de precisión controlada y regulada por una hoja de ruta profesional. La distancia a recorrer son 500 millas, que cambian de ruta año a año, visitando lugares exóticos, turísticos e históricos. En 2013 contó con la participación de unos cuarenta autos con sus tripulaciones, que se repartieron en tres categorías: autos clásicos, exóticos-deportivos y turismo. Como no podía ser de otra manera, aunque sea en al país de las hamburguesas, la carrera culminó en un espectacular asado para todos los participantes. La perfecta combinación que ofrece esta competencia entre ser una carrera y a la vez un paseo turístico, sin dudas la distingue del resto y augura un gran futuro para las ediciones por venir. (https://floridacarmarathon.com).

Llegados a este punto, la meta comienza a perfilarse en el horizonte, por lo que no queda más que meter pata a fondo y ver con orgullo como la bandera a cuadros nos regala la pole position. El año próximo ya veremos donde nos encuentra la ruta.

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