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02 de junio de 2008
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Cuando viajar y trabajar van de la mano

El sueño de conocer nuevos lugares y estar en perpetuo movimiento puede convertirse en realidad si hacemos de los viajes una forma de ganarse la vida.
Cuando viajar y trabajar van de la mano

Azafatas, pilotos aéreos, marineros o guías turísticos son algunas de las profesiones que garantizan que viajar formará parte de las obligaciones laborales cotidianas. Para quienes buscan, en cambio, un trabajo temporal y no una profesión para toda la vida, las opciones también son variadas (los programas de “Work & Travel” suelen ser la opción más sencilla y, a la vez, más segura).

Valeria Torrens, fotógrafa, nos cuenta –en primera persona– cómo fue su experiencia:

“Mi primer viaje fue a los 15 meses de vida. Durante 90 días, recorrí Europa con mis padres. Creo que fue allí, en ese momento, donde imperceptiblemente se despertó mi pasión por viajar.

“Luego vinieron vacaciones en diferentes lugares. Y gracias a que comparto con mis padres ese sentimiento por la aventura y las diferentes culturas, tuve oportunidad de conocer varios paraísos.

 “Pero, por alguna razón, fue Brasil lo que siempre me atrajo misteriosamente… su cultura, su alegría, sus diferentes colores y “sotaques”. Creo que fue por eso que, luego de terminar mi carrera de publicidad –carrera que cursé hasta el final aun sabiendo que no era justamente lo que me llenaba por completo–, armé mi valija y me fui a Brasil. Lo que iba a ser un mes... se convirtió en mi vida. Me di cuenta de que podía combinar el placer de viajar con la posibilidad de poder vivir de eso, acumulando experiencias día tras día.

“Seis años después, decidí volver, por fin, “definitivamente” al país que me vio nacer y hacer una “vida normal”. Pero mi espíritu aventurero no estaba saciado y acostumbrarme a trabajar otra vez entre cuatro paredes se me hacia muyyy difícil ... y así llegaron los cruceros.

Combinar trabajo y viajes es una forma de cumplir los deseos de conocer nuevos lugares. (clickear en la imagen para agrandar)“Trabajar en un crucero tiene, como todo, sus pro y sus contra. La vida es, si se puede utilizar esa palabra, más “dura”. Las jornadas de trabajo son largas, el mar no está siempre tan tranquilo como en el “Crucero del Amor” y es verdad que no es lo más habitual en una “vida normal” hacer ensayos de emergencia 2 o 3 veces por semana para saber qué hacer en caso de tener que usar los botes salvavidas o por si “tu casa” se prende fuego!!!

“La remuneración es excelente, lo que lo hace muy tentador. Aquí están los pro. Es muy interesante y divertido, claro, irte a dormir en España y despertarte en Francia por ejemplo, todo esto sin haberte movido de tu habitación/cabina. Es fantástico poder, en esas pequeñas dosis de tiempo (muchas veces no son demasiadas las horas en cada puerto), recorrer callecitas interesantes, conocer muchísimo, “olfatear” la región. Sin embargo, yo considero que lo mejor son los amigos que se hacen, que aunque sea una frase hecha, se transforman en tu familia. Amigos a los que a veces tendrás que decir adiós más pronto de lo que quisieras, ya que el recambio es constante.... ahí harás otros de los cuales también aprenderás. Algunos de estos serán de por vida. Son esos amigos con los que creaste lazos fuertes, auténticos. Lazos, en ocasiones basados justamente en esa misma pasión por viajar, por la aventura. Lazos creados por los momentos compartidos, algunos divertidísimos, otros difíciles.

 “Claro que también hay que advertir, a quien decida “embarcarse” en este estilo de vida, que así como te levantás un día para ir a trabajar, volvés 6 meses después a casa y, claro, también se pierden muchas cosas: casamientos, cumpleaños, nacimientos, se pierden esos pequeños acontecimientos diarios... pero volvemos a lo que decía de los lazos. Cuando los lazos son fuertes y el cariño es grande, nada se pierde, al contrario, se enriquece. Al volver habrá miles de anécdotas, imágenes e historias para contar y compartir.

“Muchas personas me preguntan: ¿cómo hiciste?, ¿cómo conseguiste ese trabajo? La realidad es que, si bien los idiomas juegan una carta muy importante, lo principal son las ganas, la insistencia y la “creatividad”. Si atendés en una boutique, si sos recepcionista, trabajás en un bar, restaurante o spa.... ¿Por qué no hacerlo en otro ámbito? Sólo es cuestión de aventurarse y combinar pasiones.”

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