El whisky más famoso del mundo es escocés. En un vaso de esa bebida singular hay una larga tradición. Sus raíces históricas comienzan a expandirse desde tiempos remotos. Los monjes que llegaron a Escocia, provenientes del territorio continental europeo, hacia el siglo IV y V, fueron los que afincaron en la región las técnicas de destilación. Con el transcurrir de las centurias, el brebaje fue conformando parte de la identidad del lugar. Pero cuando los impuestos se hicieron sentir en la industria, florecieron las destilerías ilegales. En 1780 se contabilizaban unas ocho productoras legales, y unas 400 fuera de la ley. 
En las primeras décadas del siglo XIX, el parlamento quitó las restricciones que pesaban sobre las destilerías, lo que dio lugar al inicio de una etapa diferente en la producción. Se comenzó a utilizar un alambique que permitía elaborar una bebida más delicada. Sin embargo, la explosión del whisky escocés y su posicionamiento mundial se logró unas décadas más tarde, cuando una plaga invadió los viñedos franceses y españoles allá por 1880.
El mensaje en la botella
Escocia se caracteriza por un paisaje de belleza nostálgica. Hay en su atmósfera un clima medieval que inunda sus castillos, se confunde con el viento que sopla en sus costas e islas y se cuela en sus bares y pubs. Si de seguir la ruta del Whisky se trata, la clave es aventurarse por el valle del río Spey donde se encuentran siete de las más importantes destilerías. En ese ámbito mixto de tradiciones antiquísimas, Speyside marca el inicio del recorrido por un sendero que sabe a identidad.
La ruta del whisky
Adentrarse en la idiosincrasia de la región, asomarse a curiosear en las costumbres que le imprimen un sello particular al acervo propio del lugar, lleva a recorrer el carácter único de cada destilerías. Conocer el proceso de creación de ese elixir para el espíritu y degustar la particularidad que cada etiqueta tiene, es parte del misterio que se devela en cada visita.
El whisky escocés es único, pero no quiere decir que sea uniforme. Una variedad de sabores se revela al paladar cuando se prueba un sorbo del licor de cada fábrica. Las destilerías tienen sus fórmulas secretas cuyo resultado se distribuye en botellas que contienen mágicas dosis de bebida. Desde los ingredientes, el tiempo de almacenaje, los instrumentos que utilizan para su creación, todo influye en el resultado. 
Conocer la historia del whisky lleva a recorrer las destilerías, visitar las piezas de museo en las que se han convertido sus primigenias maquinarias y comprender la importancia que la industria ha tenido en el desarrollo local, tanto en la fabricación de la bebida como en la creación de toneles donde se estaciona el líquido hasta que se transforma en el trago que le da identidad al lugar.
Las destilerías
Benromach es uno de los establecimientos de más trayectoria en Escocia. La destilería tiene más de un siglo de historia. Es pequeña pero con una experiencia tan amplia que le ha permitido obtener productos que han logrado premios y reconocimientos internacionales. A escasa distancia se encuentra Cardhu, una productora de whisky cuya actividad se inició a partir del impulso dado por una mujer en 1842. Su nombre era Helen Cumming, y cuenta la leyenda que vendía las botellas a través de la ventana de su casa a los que por allí pasaban.
El poblado de Dufftown es conocido como la capital mundial del whisky. En su geografía se produce más licor de malta que en ninguna otra. Glenfiddich, fundada en 1886, es la principal destilería. Sus productos se venden en 180 países. Mientras que la cocina donde se produce el Chivas Regal, el producto Premium elaborado desde 1801, puede ser visitada en Strathisla. Otras casas especializadas en brebajes sobre la base de malta que forman parte del circuito son Dallas Dhu y Glenlivet, que se caracteriza por sus sabores florales.
Sonreír no sólo para la foto
La visita a las destilerías puede realizarse en tour o por cuenta propia ya que hay medios de transporte público que llevan a recorrer el lugar. Una excelente oportunidad para conocer la ruta, degustar el auténtico whisky escocés y vivir la impronta que la bebida le imprime al espíritu de la población local, es durante el Speyside Whisky Festival. Se realiza en el mes de mayo y es una verdadera fiesta donde no falta la gastronomía y la diversión. Otra época del año recomendable es el mes de septiembre, cuando los bares se aprestan con énfasis a darle la bienvenida a los que se acerquen a visitarlos.
Al whisky se le adjudicaron propiedades medicinales para el tratamiento de ciertas enfermedades como la viruela o incluso los cólicos y la parálisis. Es recomendable para revitalizar el cuerpo en los fríos inviernos y es un símbolo de estatus social. Si como dicen, whisky significa agua de la vida, entonces es un agua ideal para beber y no dejarla correr.
