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19 de marzo de 2012
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Mirar las paredes: museos a cielo abierto

Casi siempre se asocia el arte a los museos y los museos a edificios cerrados y entradas caras. Pero existe una manera más barata, original y divertida de disfrutar del arte: mirar las paredes.
Mirar las paredes: museos a cielo abierto
Street Art en La Haya , Holanda
Texto: Aldana Chiodi
Fotos: Aldana Chiodi y Dino Feldman
Desde hace unos años, el street art (o arte callejero) se apoderó de las paredes de muchas ciudades del mundo. ¿Arte o vandalismo?, se preguntan muchos. Las dos cosas, opinan algunos. Pero para no generalizar y disfrutar lo bueno de esta movida debemos diferenciar el arte callejero del vandalismo que, efectivamente, arruina propiedades privadas y “afea” las ciudades. Como los propios artistas dicen: “nuestras obras le dan alegría y color a la ciudad”. Muchos de estos artistas callejeros vienen del mundo del graffiti y por eso, suelen tener pseudónimos y ocultar su verdadera identidad, ya que el mundo graffitero tiene un origen más clandestino en el Bronx neoyorquino de las décadas de 1960 y 1970.Street art en Palermo, Ciudad de Buenos Aires - Argentina
Más allá de esta discusión, cada vez más ciudades como Buenos Aires, Londres, París, Barcelona y Berlín gozan del privilegio de tener museos a cielo abierto. Privilegio desde el punto de vista artístico ya que así, de repente, uno puede encontrar ante sus ojos un mural enorme, colorido, con técnicas vanguardistas y el trabajo de uno o cinco artistas en un solo lugar, a la vista de todos, sin entradas, horarios ni limitaciones. Aunque esta libertad tiene una sola restricción: son obras efímeras, porque no duran para siempre en las paredes, ya sea porque demuelen la pared donde estaba hecha o porque la tapan con carteles publicitarios o pintadas políticas. Por eso lo importante es disfrutarlas mientras duren. Y a partir de esta premisa, una nueva manera de recorrer las grandes ciudades del mundo es mirando las paredes y prestando atención a esos pequeños o grandes dibujos que nos dicen cosas.
En Berlín, por ejemplo, se realizan muestras de arte callejero en terrenos o locales abandonados y, debido al gran éxito, cada día se vuelven más cotidianas estas exhibiciones en la ciudad. Muchos artistas callejeros venden sus obras a precios que serían la envidia de grandes artistas reconocidos. Por ejemplo, Banksy (http://www.banksy.co.uk), uno de los artistas callejeros más conocidos del mundo, vendió por 300.000 euros una de sus obras.
En Barcelona, los habitúes de la plaza del Raval no dejan de repetir que la zona se visita más por sus obras de arte callejero, como las de la artista francesa Miss Val (http://www.missvan.com/gallery/street-painting/), que por el museo de arte contemporáneo que construyeron en la década de 1990.
París es una de las ciudades invadida por unos muñecos hechos con mosaicos que representan a las figuras de uno de los videojuegos más famosos de la década de 1980, el “space invaders”. Un artista francés (Invader) tuvo la idea de colocar estas figuras en los lugares emblemáticos, y no tanto, de las principales ciudades del mundo para exponer su arte. Fue tan exitoso que en junio de 2011 se realizó una muestra en una galería parisina (http://space-invaders.com/1000trailer.html). Esta “invasión urbana” se considera una nueva forma de arte urbano y constituye una manera original de descubrir las ciudades: pasear y caminar mientras observamos las paredes y el mobiliario urbano en la búsqueda de estos personajes.
En Buenos Aires, los barrios donde más se desarrolla el street art y donde más museos al aire libre se pueden encontrar son Palermo y Colegiales. Allí, un grupo de artistas ofrece tours guiados (individuales, grupales y hasta en bicicleta) (www.graffitimundo.com) en los que explican las obras y la vida detrás de esas obras, para que los turistas presten más atención a las paredes y no tanto a los típicos monumentos. Este crecimiento del movimiento graffitero en la ciudad hizo que muchos importantes artistas extranjeros pasen con sus aerosoles y pinturas por los barrios porteños. Uno de ellos fue Julian Beever (http://www.julianbeever.net/), quien con el uso de la tiza sobre el suelo realiza dibujos en tres dimensiones que son realmente increíbles.
Estas obras de arte no están ahí sólo para el turista, sino también para que cada habitante de esas enormes ciudades redescubra el arte en la cotidianeidad de sus traslados. Una nueva manera de observar la ciudad.
Así, las calles de las ciudades se transforman en museos a cielo abierto, donde no necesitamos de ticket ni de horarios para disfrutarlos. ¿Hacia dónde dirigirán sus miradas en la próxima visita a una de estas grandes ciudades?
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