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29 de junio de 2012
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Museos del sexo: cuando el erotismo también es un atractivo turístico

En las principales ciudades del mundo, espacios reservados al tópico de las artes amatorias, dan cuenta de que el sexo, también puede ser una pieza de museo.
Museos del sexo: cuando el erotismo también es un atractivo turístico
Loveland, museo al aire libre con 140 esculturas eróticas (Corea del Sur).
Por Verónica Luna
La revolución sexual desatada en el mundo occidental a partir de la segunda mitad del siglo XX, especialmente en las décadas de 1960 y 1970, cambió la perspectiva que se tenía acerca de un asunto que era tabú. Las concepciones conservadoras sobre la moral y el comportamiento sexual, se encontraron con ideas liberales que le hacían frente con temáticas como la igualdad entre los hombres y las mujeres, la reivindicación del cuerpo, la desnudez y la aplicación de los métodos anticonceptivos. Como parte de ese fenómeno, surgieron los primeros museos del sexo en Europa. En las principales ciudades del mundo es posible encontrar algún recinto donde se exhibe el patrimonio relacionado con las prácticas de la sensualidad y el erotismo.  
En Holanda, el más antiguo Templo de Venus, museo del sexo de Amsterdam
El barrio rojo de Ámsterdam es el lugar propicio para visitar el Templo de Venus. La historia sexual de la humanidad aparece representada con objetos eróticos, estatuas, fotografías, cuadros, películas y fragancias que visitan más de 500 mil personas por año.  
El museo abrió sus puertas en 1985, y desde entonces ha ido incrementando su compilación de objetos con el propósito de demostrar que el sexo es lo más natural del mundo. Está emplazado en un edificio del siglo XVII, en el centro de la ciudad, lo cual contribuye a que sea uno de los más visitados. Cuenta con distintas salas que llevan a pasear por la trayectoria sexual de diversas épocas y culturas.  
Reciente e interactivo, en Londres
Amora es la denominación bajo la cual se inauguró la Academia del Sexo y las Relaciones de la capital inglesa.  Está prohibido no tocar e interactuar con la anatomía sexual de modelos multimedia dispuestos para tal fin. La tecnología ofrece posibilidades que entretienen, enseñan y divierten.  Pueden observarse películas de contenido explícito, probar algún cocktail afrodisíaco y llevarse algún recuerdo de la boutique. También se ofrecen  cursos y seminarios sobre temáticas relacionadas en los cuales se enseña a besar o a hablar de manera sexy o descubrir las zonas erógenas. 
Berlín erótico
Tres mil objetos sexuales conforman la muestra permanente del Beate Uhse Erotik Museum. Tallas de Indonesia, pinturas en seda de los siglos XVIII y XIX, fichas de burdeles chinos del siglo XIX y porcelanas del siglo pasado, son piezas de lujo que se conjugan en el relato de las crónicas de la vida sensual. En sus vitrinas se encuentran miniaturas eróticas hindúes, representaciones de origen japonés y demonios de la fertilidad de la cultura Bali. El museo tiene tres pisos, y puede visitarse cualquier día de la semana. Con entrada permitida a partir de los 18 años, este recinto funciona desde 1996 como el principal en su tipo en  Alemania. A las colecciones de arte erótico europeo, se suman exhibiciones temporales y una sala de proyección de cine adulto de la década de 1920. 
El impulso que derivó en la creación del museo del sexo en Alemania, surgió de la iniciativa de una mujer que buscó liberarse de la censura de la sociedad, abriendo el primer sex shop en la década de 1960, en el cual se comercializaba, sobre todo, ropa erótica y revistas. 
Con acento francés
La Ciudad Luz no es ajena a la tendencia a rescatar la memoria de la vida íntima de lasMuseo del Erotismo, Paris personas. El barrio antiguo de Piaglle alberga un antiguo cabaret, próximo al Moulin Rouge,  donde en la actualidad funciona el Museo del Erotismo. Siete son los pisos que llevan a recorrer desde conceptos más populares hasta la visión sagrada que da origen a la vida y la liberación sexual, la prostitución en París en el siglo XIX y pornografía explícita, son algunos de los motivos de las imágenes en exposición permanente. Algunas pinturas con referencias a la homosexualidad de origen azteca y ciertos motivos africanos relacionados con la fertilidad, así como grabados del Kama Sutra y estampas japonesas, incrementan el bagaje de este reducto. 
Moscú, políticamente incorrecta
En pleno centro turístico, Moscú abrió Tochka G, su museo dedicado al sexo. Los 800 metros cuadrados de superficie que abarca, lo convierten en el más grande del mundo. En su celosa colección, tiene un controvertido cuadro donde las imágenes de los principales mandatarios de Estados Unidos y Rusia, hacen alarde de un enfrentamiento fálico.   Hay además, otros tres mil objetos que pueden visitarse, todos los días, en cualquier horario, como una forma de aprender sobre la cultura amatoria de la humanidad.
Barcelona 
El relato de las tradiciones carnales se narra en el Museo Erótico, ubicado en la Rambla de Barcelona. Su objetivo es oficiar de centro de información educativo a través de un cúmulo de reproducciones del Kama Sutra, grabados en madera, ilustraciones de la Edad Media y una colección de gráficos de Picasso y Miró. En total, suma un conjunto de 800 piezas arqueológicas y de arte.
La isla del sexo
En Corea del Sur eligieron construir un museo al aire libre. Loveland, es una especie de parque temático donde 140 grandes esculturas recrean el contenido del antiguo texto hindú que es el referente por excelencia de las distintas formas en las que puede manifestarse el comportamiento sexual de los hombres. Inaugurado en 2004, las parejas de recién casados, lo eligen como el espacio donde pasar su luna de miel. Además, se proyectan videos explicativos de educación sexual. 
En la Quinta Avenida, también
El Museo del Sexo de Nueva York, inaugurado en 2002, invita, desde la Quinta Avenida y la calle 27 a viajar por la historia de la sexualidad humana. El pasaporte que lleva a ese recorrido lo tienen las  esculturas griegas, fotografías eróticas y máquinas sexuales artesanales. También las historietas de los años ´30 y las más de veinte muestras temporarias que ya lleva realizadas el Museo. Museo del Sexo de New York
La premisa es asumir una función de enseñanza, evitando la mirada obscena.  “Tratamos de seguir el modelo de un museo tradicional, cambiando constantemente las exposiciones siempre con temáticas sexuales”, comenta Jim O´Shea, Director de Marketing del MoSex. Casi doscientas mil personas se asoman cada año a observar la simbología que da cuenta de la trayectoria erótica de la humanidad. Hay una tienda para la adquisición de recuerdos, y un bar donde se pueden degustar bebidas afrodisíacas y platos a través de los cuales se puede explorar el vínculo entre la comida y el sexo. Forma parte del circuito de museos a los que se puede acceder con el New York Pass, con lo cual no faltan los argumentos para visitarlo. 
México, el único en Latinoamérica
El Musex tiene seis salas de exhibición. Está ubicado en el centro histórico de la Ciudad de México. Desde 2005 hace de la temática del cuerpo humano y de las prácticas amorosas, un asunto cotidiano para aprender y divertirse. En sus paredes, grabados en relieve representan las formas en las que el amor entre las parejas se transmite. Es la réplica del murallón de Khajuraho (India), que explica la historia de la sexualidad en las distintas culturas como el incesto en la antigua China, las geishas de Japón y la homosexualidad en los griegos. 
El complejo se ubica en un edificio donde hay restaurantes con nombres sugestivos vinculados lúdicamente a la temática. Está abierto desde la tarde hasta altas horas de la noche. 
Recintos dedicados a la historia de la sexualidad se encuentran en numerosas ciudades del mundo. Además de los mencionados, en Praga (República Checa), se encuentra el Museo de las máquinas sexuales, cuyo patrimonio es un impresionante conjunto de artefactos destinados a la búsqueda del placer.  Hay algunos otros en Hamburgo (Alemania), Miami, Los Ángeles y Las Vegas (Estados Unidos), Tongli (China) y Copenhague (Dinamarca). 
La concepción de las manifestaciones del goce físico se ha modificado a lo largo de la historia de la humanidad. Los objetos transmiten de un modo didáctico y lúdico, esa memoria colectiva que atraviesa el tiempo y la distancia. Cuando el arte de amar se convierte en pieza de colección, la visita al museo es una buena opción.
¿Alguna vez estuviste en uno de estos museos? Cuéntanos aquí tu experiencia.  

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