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03 de mayo de 2017
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Cicloturismo: ¿cosa de superhéroes o para gente común y corriente?

Pedalear es también una excelente forma de viajar y conocer nuevos lugares. En la ciudad, el campo, en ruta o montaña, el turismo en bicicleta es una opción a tener en cuenta.
Cicloturismo: ¿cosa de superhéroes o para gente común y corriente?
Turismo en dos ruedas: barato, ecológico y bueno para la salud y la mente. Además, permite una gran flexibilidad a la hora de diseñar recorridos y ofrece una sensación de libertad incomparable.

Cada tanto, uno ve pasar a un “loco” con una bicicleta que va cargada hasta el tope y piensa: “¡para hacer eso hay que ser un superhéroe!”. Pues no es así, el cicloturismo es una actividad que puede estar al alcance de todos, sin limitaciones de edades ni de géneros.

¿Qué es eso del cicloturismo?

Se trata de viajar de un lado al otro, pero desplazándose en bicicleta. Así de simple.

¿Y por qué en bici? Por varios motivos: por ser una actividad sana y ecológica, por involucrar desafíos a físicos y mentales, pero sobre todo, porque viajando en bicicleta uno realmente “vive” el camino. Si hace calor, uno transpira, si hace frío, se cala hasta los huesos, el viento puede ser el mejor aliado o el peor enemigo, cuando llueve uno se empapa...la naturaleza es la que gobierna las jornadas y se palpa palmo a palmo. Los paisajes se ven a una velocidad que permiten ser absorbidos en su plenitud y no hay detalle que se escape a los sentidos. El camino se siente, se respira, cobra vida. Uno pasa a estar en total libertad, una sensación que rara vez experimentamos en el cotidiano trajinar de nuestras vidas urbanas.

Las cosas transitan por un plano donde lo más simple gobierna cada jornada: cómo conseguir agua y comida, dónde dormir cada noche, qué me deparará el camino que se ve como una simple línea en el mapa, que tal estará el clima...hasta encontrar un enchufe para poder cargar las baterías de la cámara de fotos! Asimismo, se aprenden a valorar esos pequeños detalles que habitualmente se suelen olvidar. Un rayito de sol después de varios días de lluvia es la gloria, una nube puede ser la respuesta a una plegaria en medio del calor extremo, el aroma de la tierra húmeda es una bendición luego de atravesar un solitario desierto, el verdor de las plantas puede generar el éxtasis visual al descender de una árida montaña. Por otro lado, el cuidado de los recursos cobra relevancia. Un litro de agua, algo que habitualmente se desperdicia cuando nos lavamos los dientes sin cerrar la canilla, puede ser la diferencia entre agonizar de sed o recuperarse para llegar al próximo sitio de reabastecimiento.

Otra gran ventaja de viajar en bicicleta es que las distancias que uno puede cubrir por día raramente superan los 100 kilómetros. Uno puede planear cuidadosamente las etapas en un mapa, pero si la lluvia arrecia, la subida es más fuerte de lo esperado o simplemente se viene la noche, hay que buscar refugio donde toque. Y así se llega a sitios en los que un “turista tradicional” no pararía nunca. Pueblitos en los que raramente se detiene algún viajero, por lo que uno se convierte en la atracción de la semana y dan la oportunidad de interactuar y conocer las diferentes culturas y realidades como ningún otro medio de transporte permite. Y así se gana una experiencia que no tiene precio: la de poder ver el mundo con diferentes puntos de vista.

¿Dónde se practica?

El cicloturismo es una actividad muy difundida en países europeos, bastante habitual en algunas regiones de Norteamérica, como la costa oeste de Estados Unidos, y una extravagancia que empieza a tener más difusión y auge en los países del cono sur. De acuerdo a las ambiciones de cada uno, puede tratarse de recorrer unos kilómetros en los lagos del sur Argentino, hacer una travesía de varios meses por alguna zona del país o convertirse en una filosofía de vida realizando un proyecto de largo aliento...como recorrer América de punta a punta o “simplemente” dar la vuelta al mundo a puro pedal!

No hay límites ni fronteras para la imaginación a la hora de recorrer los caminos de esta forma. Desde un fin de semana largo empleado para ir rodando hasta algún camping a pasar un par de días, hasta programar una “odisea” de varios años de duración por distintas partes del planeta, la variedad de opciones intermedias es infinita y abundante. Todo dependerá de los tiempos, las ganas y el delirio que se tenga.

¿Quiénes pueden hacer esta actividad?

Existe el falso mito de creer que para realizar esta actividad hay que ser joven y estar en pleno estado físico. Pues no es así. He conocido gente ya bien adentrada en la tercera edad realizando viajes en bicicleta que asombrarían a más de una persona en sus “mejores años” de vida. Más bien es cuestión de estar en buen estado físico y tener una afinidad por el ciclismo, de manera que resulte una actividad placentera.

Tampoco es cierto que sólo los hombres puedan realizar estos viajes. Muchísimas mujeres realizan cicloturismo sin que haya ninguna diferencia de rendimientos o capacidades.

En definitiva, cualquiera puede llevar adelante esta actividad, quedando supeditado a su condición física y ambición personal.

¿Qué hace falta para viajar así?

Las filosofías de cada viajero dictan las normas del andar y todas son válidas y respetables. Desde aquellos que viajan prácticamente sin equipaje y utilizan la tarjeta de crédito como medio de subsistencia, hasta aquellos que parecen estar realizando la mudanza de su casa, cargando absolutamente todo lo necesario para ser autosuficientes en cualquier parte que toque atravesar.

La zona a recorrer será un factor determinante a la hora de escoger el equipo a transportar. La regla de oro es que sea lo más compacto y liviano posible, ya que cada gramo extra se sentirá luego al momento de encarar una subida. Si la idea es viajar por zonas urbanizadas, como por ejemplo en Europa, será sencillo conseguir sitios donde comer y parar a descansar cada noche. De ahí que muchos no lleven una carpa, prefieran los “Hostels” y ni siquiera se preocupen por cargar un calentador para cocinar. Siempre habrá algún lugar dónde aprovisionarse cada día. Ahora bien, si uno planea recorrer zonas inhóspitas donde la presencia humana es más bien una extravagancia, esos implementos serán imprescindibles para la supervivencia. Cada región tiene sus particularidades y en función a eso hay que diagramar lo que se va a llevar encima.

La bicicleta no tiene por qué ser una máquina súper sofisticada y cara. Se puede adaptar prácticamente cualquier bici para realizar una travesía, pero nuevamente, hay que tener un poco de sentido común dependiendo de la zona por la que se desea andar. No es cuestión de meterse en un camino de ripio como la ruta 40 en la Patagonia Argentina con una bici de carrera!! Cuanto mejor sea la calidad de los componentes mecánicos (cambios, cadena, frenos, entre otras, menores serán los dolores de cabeza derivados de complicaciones técnicas. Hay que considerar que se lleva un “exceso de equipaje” con todo lo que se carga encima, lo que hace que la máquina se resienta más de lo habitual.

Por lo tanto, ¡no hay excusas! Con ganas y voluntad no hay imposibles para subirse a la bici y comenzar a experimentar esta forma de viajar que, tal vez, quién sabe, pueda llegar a convertirse en una forma de vida.

Si te picó el bichito de la curiosidad…

» Bikely.com
» Rodadas.net
» Asociación Cicloturista Pedalibre de Usuarios de la Bicicleta
» Crazy Guy on a Bike
» Vivac
» Trento Bike
» Cycling around the world
» Bicicletos

Por Damián López (www.jamerboi.com.ar), especial para Todoparaviajar.com.

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