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24 de diciembre de 2008
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Consejos para elegir los mejores souvenirs

Si eres una de esas personas a las que les gusta regresar a casa con pequeños regalos para todos, estos tips son ideales para ti. Toma nota.
Consejos para elegir los mejores souvenirs

Escoger los souvenirs durante un viaje no debería ser una tarea odiosa. Mucho menos una obligación. Con estos consejos vas a encontrar las mejores soluciones y todos quedarán contentos.

¿A quién llevarle un souvenir?

En este primer punto es necesaria una reflexión absolutamente personal, porque nadie mejor que tú puede saber quién de tus familiares, amigos o personas que frecuentas merece un regalito o a quién quieres agasajar o agradecer… Por supuesto, es necesario que te pongas un límite si no quieres volver a casa cargado como un ekeko (y habiendo gastado más de lo previsto).

Te recomendamos hacer una lista antes de partir (o durante el viaje hasta llegar a destino, sobre todo si es largo), ya que te permitirá tener tiempo para reflexionar, incorporar nombres y tachar otros. Lo peor que puedes hacer es comenzar a comprar una cosa porque te hizo acordar de Fulanito, otra porque sería ideal para Menganito… ¡y al final darte cuenta de que tienes algo para todos pero no para quienes más te interesan!

Entonces, haz una lista, ponte un límite (no más de 10, por ejemplo) y luego respétala a rajatabla al hacer las compras.

Si viajas con frecuencia, una buena idea puede consistir en ir cambiando los destinatarios de regalos con cada travesía: una vez les tocará a tus amigos del club, otra a tus compañeros de oficina, la siguiente a tus primos y así sucesivamente.

En lugar de regalos individuales, optar por los colectivos

De este modo podrás obsequiar a más de una persona con un mismo regalo. Así, este consejo te permite hacer un poco de trampa en tu lista: sólo tendrás 10 compras permitidas… ¡pero serán para muchas más personas!

Para lograr este objetivo, tienes que pensar con astucia. Escoge presentes que puedan ser compartidos y disfrutados por más de uno. Todo lo que tiene que ver con la gastronomía (vinos, dulces, embutidos, quesos, especias, chocolate, té, café, etcétera) es ideal. Además, los productos típicos son una excelente forma de que quienes se quedaron en casa puedan “saborear” y “oler” el destino donde estuviste.

Piensa en la persona a la que vas a obsequiar

No compres pensando en tus gustos personales… Si no puedes resistir la tentación de comprar algo porque te encanta… ¡quédatelo!

En cambio, haz un repaso mental del perfil de la persona a la que vas a comprarle un presente: ¿tiene algún hobbie? ¿colecciona algo? ¿cuál es su profesión o a qué se dedica? ¿qué le gusta hacer?

Por ejemplo, si le gusta arreglarse su propia ropa, podrías llevarle de regalo botones artesanales, lanas o hilos típicos, encajes o telas. Si fuma, tal vez le gustaría probar cigarrillos de marcas que nunca conoció (ni siquiera tienen que ser caras, simplemente las que se consiguen en cualquier kiosco). Si juega a las cartas tal vez encuentres algún mazo exótico o decorado con motivos locales.

¿Cuánto gastar?

No hay ninguna regla y, obviamente, esto depende del presupuesto de cada uno. Pero es bueno tener presente que estás llevando un recuerdo, no un regalo de cumpleaños. Por lo tanto, sé medido.

Ten en cuenta, además, que puedes reducir tu presupuesto a cero y ser original. Junta caracoles exóticos si estás en la playa, límpialos y preséntalos en una linda bolsita. Si el viaje es a la montaña, puedes llegar a encontrar piedras raras o de colores que valgan la pena.

Una buena idea es iniciar tus propias tradiciones al regalar: una cajita de fósforos de cada restaurante que visitaste, un lápiz negro con el nombre del lugar, un diario o revista local. O, simplemente, pasa por una tienda de golosinas y elige esas que nunca viste: ¡todos van a querer probarlas!

¿Dónde comprar?

Trata de evitar las tiendas de regalos, aeropuertos o terminales. Suelen tener precios más caros y los objetos previsibles, que todos conocen.

Visita almacenes, ferias artesanales y supermercados. Hasta los objetos de uso cotidiano pueden ser buenas ideas: cremas con fragancias extrañas, velas, alimentos o bebidas.

Evita los objetos decorativos

Los pequeños adornitos y miniaturas suelen ser un clásico que muchos odian, aunque no lo admitan. ¿Dónde ponerlos? En general, terminan guardados en una caja o un cajón.

A menos que sepas que esa persona los aprecia o tiene una colección, piensa en otra cosa.

Sí a los productos típicos o regionales

Alimentos y bebidas están primeras en este rubro. La gente –cada vez más– es amante de la gastronomía y le divierte probar sabores nuevos. Inclínate por productos enlatados, conservas o empaquetados. Los productos frescos no sólo no llegarán en perfectas condiciones, sino que muchas veces las aduanas no permiten su ingreso.

Entre los productos regionales están incluidos la música, los libros y el arte.

¿Remeras o gorras con inscripciones?

Suelen ser un recurso fácil y previsible. Y en muchos casos los diseños son poco originales. A menos de que estés absolutamente seguro de que van a ser usadas (y no como ropa de dormir), evítalas.

Cuidado con el peso y el tamaño

Elige, en lo posible, objetos pequeños, livianos y que no sean frágiles. De lo contrario, se convertirán en un dolor de cabeza a la hora del regreso. Y, lo que es peor, pueden llegar rotos o deteriorados si no van bien embalados.

En caso de que no puedas evitar comprar un objeto frágil, toma todos los recaudos para protegerlo. Pide que te lo envuelvan bien en la tienda donde lo compres, elige un lugar protegido dentro de tu maleta y, si necesario, llévalo contigo en tu equipaje de mano o despáchalo por separado con una indicación especial.

Los clásicos que nunca fallan

Almanaques, pañuelos, bufandas, llaveros, bijouterie para las mujeres… Eso sí, elige con gusto y trata de evitar aquellos objetos que sólo tiene escrito el nombre del lugar con letras tan grandes como para verlas desde la luna. Prefiere los detalles sutiles y delicados.

Si tienes dudas… hazte las siguientes preguntas:

¿Yo usaría eso? ¿Lo pondría en mi casa? ¿Lo tiraría o lo guardaría en un rincón?

Si no estás seguro de que algo le va a gustar a alguien y, además, tampoco te gusta a ti… ¡no lo compres!

Sé creativo y libre

Por último, usa tu imaginación, atrévete a ser audaz y original, mira lo que te rodea, no te apresures en las compras y, sobre todo, piensa que nadie te obliga a comprar souvenirs. Es un regalo que tú decides hacer y, como tal, debe ser un placer para ti hallarlo y para el obsequiado recibirlo.

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