La imponente Catedral de Ulm

Texto Armando Cerra  Fotos Mónica Grimal
La Catedral de Ulm, o Ulmer Münster en la lengua alemana, es uno de los edificios más señeros de todo el estado de Baden Württemberg, situado en la zona suroeste del país. Pero no sólo eso, este templo tiene el galardón de ser la iglesia gótica más alta de Europa, o lo que es lo mismo teniendo en cuenta el devenir de la historia del arte, la más elevada de todo el planeta.
De hecho, una de las atracciones más habituales para todos aquellos que visitan Ulm, es comprar un ticket y subir tranquilamente, sin perder el resuello, los casi 800 escalones que llevan hasta la cúspide de la torre. Bueno no, hasta la misma cima no se llega, pero sí muy cerca. Y desde ahí, a una altura de aproximadamente 160 metros sobre el suelo se contempla una amplia panorámica de toda la urbe y de gran parte de su entorno.
Es decir, a nuestros pies queda un mosaico de tejados, chimeneas y antenas de lo más sugerente. Y desde ahí arriba se ven diminutas a las personas que caminan por la enorme plaza que se abre ante la catedral. En cambio sí que se pueden apreciar infinidad de detalles de las numerosas esculturas que componen la arquitectura de este templo. Porque como buena catedral gótica, la construcción está plagada de detalles esculpidos en la piedra. Hay gárgolas, pináculos, figuras y un sinfín de motivos ornamentales que captan la atención de la cámara de fotos del viajero. Y más ahora, que la catedral lleva un lento pero constante proceso de restauración y limpieza de la piedra.
Además, desde ahí arriba es el punto ideal para admirar la estructura de la colosal construcción, que como todos templos góticos tiene algo de orgánico, ya que los pilares que sustentan las bóvedas pueden simular piernas, mientras que los arbotantes que alivian los empujes de la cubierta serían las costillas del templo. Y todo aquí a una escala admirable, porque el interior de la iglesia supera los 120 metros de longitud.
Sí he dicho iglesia, y no catedral. Porque pese a su denominación popular, lo cierto es que el templo nunca ha sido la sede, o sea la cátedra, de un obispo. Sin embargo, dado el volumen de la construcción es difícil llamarla de otro modo. No obstante, nació como simple iglesia parroquial allá por el siglo XIV.
En aquel entonces el templo de lo que sería la ciudad de Ulm se hallaba más allá de las murallas de la época. Por eso llegó un momento en el que los vecinos decidieron construir una iglesia más próxima a sus viviendas. Y lo hicieron con sus propios recursos económicos, llamando al maestro de obras Heinrich II Parler en 1377.
Esta fecha es importante para saber lo que tardó en construirse la iglesia, ya que lo cierto es que no se concluyó hasta 1890. Sí. Cinco siglos de obras, y milagrosamente durante todo este tiempo se siguieron los planos y los diseños góticos. Da que pensar que una obra iniciada en el Medievo, que es todo una genialidad de ingeniería y una obra maestra del arte arquitectónico, no se acabó hasta pocos años después de que naciera en Ulm un genio universal y científico revolucionario: Albert Einstein.
Y también da que pensar que el edificio más grande de la ciudad no sufriera ni un solo daño importante durante los bombardeos que sufrió Ulm en la Segunda Guerra Mundial. Cosas del destino, de pésima puntería o de las creencias de los artilleros de los bombarderos.
Por  cierto, en cuanto a creencias, el templo nació católico, pero como muchas otras iglesias alemanas, tras la Reforma Luterana del siglo XVI pasó a ser protestante. Lo cual para los amantes del arte es un dato sin más, ya que la más importantes manifestaciones artísticas que alberga el edificio como el púlpito labrado, el altar mayor o el pórtico principal repleto de esculturas, todo es anterior a esos cambios religiosos.  Cuestiones de fe y no de estética.