La Garganta de Takachiho: el grito de la naturaleza

Por Verónica Luna
La comunión con la naturaleza es instantánea. La armonía del universo se evidencia de un modo notable en ese pequeño rincón del Japón. Tanto es así que el lugar se ha constituido como uno de los sitios de oración de muchos peregrinos. La meditación y la sonoridad de las danzas milenarias forman parte del paisaje.
La Garganta de Takachiho se descubre en medio de una escenografía imponente. Todos los elementos que conforman una de las más bellas panorámicas están puestos en su justo lugar para dar vida a un ambiente mágico. Los elevados murallones de roca basáltica enmarcan un espectacular precipicio, en cuyo fondo se desarrolla con tranquilidad el curso del río Gokase.
Las cascadas le dan al paisaje un atractivo extra que suma caudal a las aguas turquesas. La caída de Minainotaki, de 17 metros de altura, sin dudas la más impresionante. A través de los paseos en embarcaciones que surcan el río se puede apreciar la catarata bien de cerca y dejarse inundar por la bruma que genera al caer. Se navega el río que circula encajonado entre los paredones estrechos y que tiene por resultado una vibrante experiencia.
La vegetación abundante crea un entorno que contribuye a la paz del lugar y también a su belleza. Los cerezos y azaleas ganan terreno en la primavera. Un buen argumento para apreciar su flora son los senderos de trekking, que los hay y son diversos.  Transitar los caminos que se pierden entre la vegetación y que llevan a descubrir un mismo paisaje desde diferentes ángulos es una forma de disfrutar del paisaje pero de un modo activo. Un poco más tranquilo, pero un paseo obligado, es hacer el recorrido de los 600 metros de pasarela desde donde se observan hermosas postales. Las panorámicas más impresionantes se obtienen desde el mirador Kunimigaoka, que está ubicado a 513 metros sobre el nivel del mar.
Las creencias populares  cuentan que fue en la isla de Kyushu que se originó la civilización japonesa. Seres mitológicos, un espacio natural de características fantásticas son aspectos propicios para que las leyendas cobren vida. Según los relatos, el nieto de la diosa del sol, Amaterasu, se escondió en una cueva que está muy cerca de la Garganta de Takachiho, conocida como la cueva de la roca sagrada. El santuario, que puede visitarse, es el lugar donde según reza la tradición, el niño, que había sido enviado desde el cielo, plantó la semilla que dio origen a la familia imperial. Desde hace miles de años, la historia, con algunas variantes, forma parte del patrimonio intangible del lugar.
El aspecto religioso que es tan rico y abundante como el natural, son dos buenos motivos para desplazarse hasta el departamento de Miyazaki, en la isla de Kyushu. Cada año cerca de un millón de personas visita el sitio. Desde la capital nipona hay vuelos que tardan unas dos horas en cubrir el trayecto. También se puede realizar el recorrido en tren, aunque el tiempo de viaje es superior.
Constituido como un templo al aire libre, el misticismo se percibe en el ambiente. La combinación de colores que se desprende del reflejo del sol en el azul del agua así como las tonalidades de la vegetación en todas las épocas del año, hacen que las visitas sean permanentes. La Garganta de Takachiho grita naturaleza, pero también hay tradición y misticismo, argumentos sólidos para planificar una visita.
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Fotos: everystockphoto

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