Sekigahara, el parque de la memoria

Por Verónica Luna
Los momentos de crisis anuncian la necesidad de un cambio. La historia está llena de momentos bisagra que marcaron un antes y un después en el curso natural de las cosas. Mantener la memoria viva de tales acontecimientos ayuda a recordar que no hay que cometer los mismos errores.
Las contiendas entre distintas posturas han dejado consecuencias diversas a lo largo de los tiempos. En Japón, la batalla de Sekigahara marcó su huella en los antecedentes que señalaron el comienzo de un prolongado tiempo de paz.
El 21 de octubre del año 1600 se enfrentaron los ejércitos de dos importantes facciones que pujaban porque sus respectivos líderes se ocuparan el sillón del principal dirigente del país. Según cuentan los historiadores, se estima que en total entraron en combate alrededor de 200 mil guerreros. Los vencedores fueron los que impulsaban a Toyotomi Hideyoshi, un líder de ideas unificadoras con el que se inició un significativo período histórico. A partir de ese momento se desarrolló la etapa conocida como shogunato Tokugawa, un ciclo que duró más de 250 años y que fue el último shogunato –gobierno militar- que hubo en Japón. Pero principalmente significó el establecimiento de un período pacífico que le dio al pueblo nipon la tranquilidad que tanto necesitaba.
La lucha tuvo lugar en Sekigahara, una población ubicada en el distrito de Fuwa, a unas dos horas de Tokio. Desde la capital del país del sol naciente se puede llegar en tren. Mientras que el parque se recorre a pie o también en bicicleta. Es en ese mismo sitio donde la historia del país tuvo un punto de inflexión, algunas figuras a escala humana, recrean a los guerreros de entonces. La vestimenta, las armas, la expresión de sus rostros, todo remite al evento sucedido a comienzos del siglo XVII.
El Parque temático está destinado a lugar de culto, que permite conocer un hecho importante en la historia japonesa. En una extensa superficie al aire libre las figuras se desparraman aquí y allá representando fragmentos diversos de la contienda. El recorrido por el lugar permite adquirir conocimiento pero también es una invitación a viajar en el tiempo y reflexionar acerca del valor de la paz.
Además de la recorrida por el predio, el paseante puede visitar el Museo de la Historia y el Folclore de Sekigahara. A pocos minutos de la estación del tren, este recinto exhibe algunos trajes utilizados por los guerreros, armas, y algunos objetos que llevan a una mejor comprensión de la vida cotidiana y la cultura nipona.
El recorrido por la ciudad es infaltable. El city tour conduce a recorrer sus calles principales, observar la arquitectura de sus construcciones y visitar los puntos de interés más destacados como el Gate of Sekigahara juku Wakihonjin, el centro de exposición de figuras en mármol y algunos templos típicos de la tradición religiosa japonesa. También se puede visitar una pequeña cueva de piedra caliza en la cual se forman estalactitas y estalagmitas.
El Parque temático de Sekigahara es un lugar para conocer y reflexionar. Dos atributos que caracterizan a la idiosincrasia japonesa. Porque detrás de los rascacielos hay una rica historia que es necesario conocer.

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