Andorra, el país de los Pirineos

Texto: Armando Cerra  Fotos: Mónica Grimal
¿Por qué visitar Andorra? Básicamente por dos motivos, y en los dos tiene cabida la palabra paraíso. En primer lugar porque es un paraíso para los amantes de la montaña. Hay que tener en cuenta que la altitud media de este país es de 1.996 metros sobre el nivel del mar. Eso da una idea de que este pequeño territorio que no alcanza los 500 kilómetros cuadrados de extensión está completamente plagado de montañas y valles. De hecho, ese paisaje es su gran recurso económico, tanto en verano como en invierno.
En los meses de calor se pueden emprender rutas senderistas o de bicicleta por las siete parroquias que componen el territorio andorrano. Mientras que con la llegada del frío, todas esas tierras se vuelven blancas por la nieve, y entonces abren sus pistas las estaciones de esquí, que prácticamente quedan unidas unas a otras mediante atrevidos telesillas y funiculares. Es decir, prácticamente todo el año es temporada alta en Andorra y siempre abundan los hoteles, alojamientos de todo tipo y los restaurantes.
Y el segundo motivo para visitar Andorra es que se trata de un paraíso fiscal. Sí. De esos que salen cualquier día en las noticias junto a los nombres de los defraudadores. No significa eso que haya que sea un evasor fiscal para adentrarse en el Principado de Andorra. No. Para el común de los viajeros eso significa que aquí pueden adquirir productos a precios reducidos, dados los bajos impuestos que se disfrutan en el país. Especialmente buscados son los aparatos electrónicos, informáticos o de imagen, y por supuesto también el alcohol y el tabaco. Eso sí, al atravesar la frontera habrá que respetar las cantidades permitidas, ya que si no pueden quedarse en el control de aduana.
Pero, ¿por qué un país cuyo único recurso son sus montañas y la industria brilla por su ausencia ha llegado a ser un estado soberano con semejante régimen fiscal? Las razones hay que buscarlas en la historia, y sin duda explicarlo en profundidad requiere muchas y muchas palabras que no caben en estas líneas, además de que es un tema arduo que se sale los objetivos de Todoparaviajar.
Sin embargo por resumirlo muy sumariamente, se puede decir que desde la Edad Media las parroquias andorranas estuvieron bajo dominio de señores feudales, más o menos afines, más o menos dominados, y más o menos emparentados con sus vecinos franceses y españoles. Pero siempre mantuvieron un rasgo de independencia, en unos periodos más que en otros, que ha pervivido hasta la actualidad, cuando Andorra es un país soberano con representación internacional.
No obstante, hay muchas curiosidades. Por ejemplo, la lengua oficial es el catalán, aunque también es muy común el español y el francés. Y quizás el dato más curioso es que la jefatura de estado oficial la comparten, el copríncipe español que no es otro que el Obispo de Urgell, en Cataluña, y el copríncipe francés, cargo que ostenta el Presidente de la República Francesa.
Estos son cargos de alguna forma honoríficos y como homenaje histórico, ya que Andorra tiene su propio gobierno y su constitución. Por cierto, una constitución del año 1993, fecha en la que por fin se eliminaron algunos de los privilegios heredados de la época feudal.
En definitiva, es interesante un viaje a Andorra por todas estas particularidades, por las interesantes compras que se pueden hacer, y sobre todo por disfrutar de sus paisajes pirenaicos. Eso sí, cada vez más humanizados y que nadie busque ambientes salvajes donde no se vea la mano del hombre. En Andorra, el País de los Pirineos, como dice su slogan turístico, no los hay.