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25 de enero de 2016
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Tristán da Cunha, la isla perdida

Una porción de tierra que emerge en medio del Océano Atlántico. Una isla habitada considerada la más remota del globo. Un desafío para vivir.
Tristán da Cunha, la isla perdida
La isla Tristán da Cunha, la más lejana del mundo.

Por Verónica Luna
Elegir del mapa un lugar remoto a donde ir. Pensar en un destino para desconectarse de las rutinas mundanas y olvidarse de todo lo conocido. La representación gráfica del mundo devuelve un universo de posibilidades y las islas más lejanas emergen como una opción.
El azul celeste de la cartografía se interrumpe con un punto a medio camino entre Sudáfrica y Sudamérica. Se trata del Archipiélago Tristán da Cunha, compuesto por media docena de islas, de las cuales la homónima es la de mayor tamaño, y la única habitada. Es la región del planeta más distante de otras áreas habitadas. Esa característica le permitió ingresar en el Libro Guinness.
El archipiélago es un territorio británico de ultramar. Son islas que permanecieron en el anonimato hasta que un navegante de origen portugués las descubrió allá por el siglo XVI. El mismo marino que les dio su nombre. Son dependencia de la Isla de Santa Helena, donde fue desterrado Napoleón, y que es el territorio habitado más próximo. Los británicos tomaron posesión en 1816 cuando se establecieron en forma permanente.Tristán da Cunha, la isla remota
Son islas volcánicas, con suelos escarpados y montañosos. Su única población está afincada en la capital, Edimburgo de los Siete Mares, llamada comúnmente Edimburgo y por lo mismo, frecuentemente confundida con la ciudad escocesa. Las confusiones obligaron a otorgarle a la isla un código postal que la diferenciara, asignación que se realizó recién hace una década. Su clima es templado, subtropical marino  y su vegetación es abundante en helechos y especies endémicas. Abundan los lobos marinos y albergan una gran variedad de aves, destacándose los pingüinos, albatros y petreles.
La población residente es estable. Son unos 270 habitantes, la mayoría son parientes y los matrimonios suelen suceder entre primos segundos. Esto motivó que la mayoría de la población se viera afectada por cuestiones genéticas que derivaron en glaucomas y asmas.  
Las tierras son comunales. La principal actividad económica en la isla está relacionada con la pesca de cangrejos, pulpos, pero especialmente la langosta de roca. Fue un sitio utilizado como base para la caza de ballenas. También se practica la agricultura y la ganadería. Los pobladores están abocados a sus tareas, durante toda la semana y los días domingos son los considerados oficialmente de descanso. El turismo no es precisamente su fuerte.
Llegar a la isla es muy difícil. Está rodeada de elevados acantilados que superan los 600 metros de altura. No tiene aeropuerto, y sólo es posible arribar a su territorio en embarcaciones que esporádicamente visitan el lugar. Desde Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, son siete días de navegación para llegar a la isla.
El ritmo de vida en la Isla es muy particular. El trabajo ocupa gran parte del tiempo. La infraestructura es limitada. Entre los servicios de comunicaciones cuenta con oficina de correo, una emisora de radio local, e internet satelital. Hay una cafetería y un pub -entre los pobladores se destaca el elevado consumo de whisky per cápita- y espacios de recreación como un campo de golf, de fútbol, cancha de tenis y una piscina.Tristán da Cunha, Océano Atlántico
Las visitas que llegan a la isla habitualmente lo hacen en cruceros. Pero los que no eligen esa modalidad, y se arriesgan a la aventura de conocer el archipiélago, deben primero informarse de los requisitos para poder ingresar. El viaje debe planificarse con mucha anticipación. Es importante tener en cuenta el tiempo de permanencia, ya que puede tratarse de una estadía de varios meses. Es obligatorio contar con seguro médico, contactar a guías y conseguir alojamiento para la permanencia prevista según lo informado al solicitar los permisos.
Los visitantes se integran a la comunidad y esto les permite conocer la vida y la rutina en la isla, su flora y su fauna de acuerdo con la época del año en la que se encuentren. Entre las actividades posibles se destacan las caminatas, el ascenso a los picos montañosos más atractivos como el Queen Mary, un cono volcánico de 2062 metros de altura, visitas a cavernas, lagunas de altura y paseos de navegación entre las islas.
Las islas Inaccesible y Gough Island, que forman parte del archipiélago, están consideradas reservas de vida silvestre, siendo la primera, Patrimonio de la Humanidad.
Una isla perdida en el medio del océano puede ser un buen refugio cuando se está perdido en altamar. O cuando se quiere escapar de la ferocidad del mundo. Probablemente su ubicación y sus requisitos de difícil acceso la conviertan en una buena opción sólo para obstinados aventureros.
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Fotos: Everystockphoto.com


 
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