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25 de marzo de 2016
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Mitos sobre viajes en avión

¿Verdad o ficción? Cuando los mitos son un obstáculo para decidirse y subirse a un avión
Mitos sobre viajes en avión
foto: pixabay.com

Las mitologías universales surgieron para dar explicación a lo que, inevitablemente ocurría. Con el tiempo, la palabra mito fue ampliando su significado hasta nuestros días, en los que se piensa que todo mito es mentira. ¿Y si no lo fuera?
Ya sea por tiempo o distancia, muchos destinos exigen subirse a un avión si es que se quiere gozar de sus encantos ‘en vivo y en directo’. Sin embargo, muchos turistas se resignan a cumplir sus deseos de conocer singulares paisajes o paradigmáticas ciudades, simplemente por temor a subirse a un avión y que se cumpla alguno de los tantos mitos que circulan por los pasillos de los aeropuertos. Pero ¿qué hay de cierto en ellos? Quienes no dudan en abordar un avión, ¿acaso desconocen estos relatos? ¿o son “dobles de riesgo” y están acostumbrados al peligro? A continuación, un breve repaso por los mitos más popularmente difundidos y su correlato con la realidad. 
Las historias que circulan acerca de lo que puede o no ocurrir durante un vuelo, pueden dividirse en dos categorías: la primera, recoge todos aquellos mitos que, por lo que se cuenta, guarda una íntima relación con el temor a viajar en avión. La segunda, un poco menos trágica, incluiría a situaciones más bien curiosas, en algunos casos, hasta cómicas.
Las historias del miedo
En el ranking de los más populares, aparece la idea de que volar en avión es mucho más inseguro que hacerlo por otros medios de transporte. Este mito tiene sus raíces, sobre todo, en el desconocimiento que una gran parte de los pasajeros tiene acerca del funcionamiento del aparato, pues parecería que un auto como puede manejarlo cualquiera, es menos complejo, por lo tanto, más seguro. Otra situación que ha contribuido con la aceptación de esta idea es que, cuando ocurre un accidente aéreo, suele tener prensa. Sin embargo, está comprobado que el transporte terrestre es más inseguro que el avión. Y si no, presten atención a los medios de comunicación y la cantidad de noticias que se presentan en uno y otro caso. 
Otro mito, vinculado al anterior, es que las puertas de un avión pueden abrirse en el aire. Esto es falso, y lo es por una cuestión física: la altura y la velocidad hacen que la presión interna sea mayor a la externa. Como conclusión, se necesitaría la fuerza del increíble Hulk para poder hacerlo. 
El cine también ha hecho su parte, por ejemplo, con el famoso Triángulo de las Bermudas. Según se dice, los responsables de los vuelos evitan pasar por esta zona, no obstante, hace años que esta ruta aérea es usada por las aerolíneas que viajan con destino Florida o Puerto Rico. 
Los más asustadizos, también se dejan llevar por las situaciones sanitarias de un avión, creyendo que el aire que se respira es un verdadero agente de enfermedades. Esto no es así porque, aunque no parezca, el aire no solo circula, sino que, además, pasa por un filtro que retiene hasta un 99% de bacterias.
Si no nos amedrentamos por buena parte de los mitos anteriores y decidimos emprender el vuelo, hay otras historias con menos efectos nocivos, que también conforman esta mitología del aire. Por ejemplo, el secreto de las puertas del baño. Si bien es cierto que, como se cierran por dentro, no pueden abrirse por fuera, esto es válido solo para los pasajeros. En el caso de que ocurriera una emergencia en su interior, la tripulación cuenta con ‘la llave maestra’ para revertir la situación. 
Otro mito popular es que el alcohol, por cuestiones de altitud, tiene más efecto, y, por lo tanto, es más sencillo emborracharse. Absolutamente falso. Ya sea en tierra firme o en el aire, los efectos del alcohol no varían. Lo que puede ocurrir es que esté alterado el sistema de equilibrio ubicado en el oído, y dé como resultado cierta sensación de mareo tanto para quienes beben o no bebidas alcohólicas durante el vuelo.
Para los incrédulos, será bastante gracioso encontrarse con que algunas aerolíneas no tienen, entre sus asientos, la fila 13. Como se ve, la superstición y la venta de pasajes, no se llevan tan bien. ¿Mito o realidad? Es verdad. Por esta circunstancia y para que ningún pasajero se sienta mal durante un viaje, algunas empresas decidieron saltearse la fila 13 o 17, según el país de referencia, y así evitar la “mala suerte” para ambos bandos.
¿Puede un simple aparatito, como lo es un teléfono móvil, causar un accidente aéreo? No está comprobado, pero para algo está el “modo avión”. Un teléfono solo no causaría problema, pero más de cien, tal vez puedan generar interferencia en el panel de control. Por las dudas, apagado.
No obstante, con todo lo dicho, los mitos no van a desaparecer. Lo interesante es que no desaparezcan las ganas de viajar. Cuando el deseo está, el resto, se esfuma. ¡A volar!

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