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05 de diciembre de 2007
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Turismo volcánico: miedosos, abstenerse

Ávidos de nuevas experiencias, viajeros de todo el mundo se animan cada vez más a descubrir la magia que encierran estos bellos pero destructores colosos naturales.
Turismo volcánico: miedosos, abstenerse

Filipinas, Italia, Noruega, Ecuador, Argentina y Chile son algunos –sólo algunos – de los países elegidos por los aventureros para acercarse a los enigmáticos e imponentes volcanes. Aquí, un breve repaso de las rutas turísticas más cercanas a estas fábricas de lava.

Filipinas

Con más de 300 volcanes, de los cuales 22 se encuentra activos y 27 podrían llegar a entrar en actividad, Filipinas se erige como un lugar inigualable para apreciar este fenómeno natural que, en más de una ocasión, causó daños irreparables. Así, el volcán Mayon, uno de los más activos de este país, tiene una fatal historia en su haber, que data de 1814, cuando en ocasión de una de sus erupciones arrastró más de 1.200 vidas humanas.

Pero, más allá de la tragedia, son muchos los visitantes que recorren esta zona en busca de un espectáculo de lava y fuego. Por eso, el gobierno de Filipinas decidió abrir nuevas rutas y apoyar definitivamente al Turismo Volcánico. Caminatas por zonas devastadas como las de Monte Pinatubo- que en 1991 tuvo su segunda mayor erupción del siglo, con mil muertos y un millón de desplazados-, un chapuzón en el lago del cráter (claro, luego de alcanzar la cumbre a pie), acampes en la selva del volcán Mayon son varias de las actividades a las que se puede acceder. Y, para quienes no tienen ni la energía ni el entrenamiento para escalar los casi 3 mil metros del volcán Apo, en la isla de Mindano, podrán animarse, al menos, con el Taal, el más pequeño de todos, ubicado en Manila, donde hay un bello lago para disfrutar, además del contacto con los lugareños. Eso sí, no se dejen llevar por el tamaño, ya que, a pesar de ser el menor, está catalogado como uno de los quince volcanes potencialmente más peligrosos, debido a que ya entró en erupción 34 veces en los últimos 400 años y a su proximidad con el poblado de Manila.

Chile

Tras la Cordillera de los Andes, Chile ofrece una tentadora opción para los aventureros: a 18 kilómetros de Pucón, el parque turístico, científico y ecológico Cuevas Volcánicas, sobre la ladera norte del Volcán Villarrica, brinda la posibilidad no sólo de ver de cerca esta montaña, sino también de visitar la Casa de los Volcanes, donde hay una exposición de fotos y objetos relacionados con las erupciones de lava. Además, para quienes se animan a duplicar la apuesta, está el simulador de fumarola eruptiva y un imponente puente colgante, desde donde se pueden apreciar el Cañadón y el Bosque Nativo. Su túnel lávico, buscado por quienes quieren conocer los distintos tipos de lava y minerales que hay bajo tierra, se suma a sus atractivos.

Además del Villarrica, Chile posee otros cráteres como el Calbuco (entre la ribera sureste del Lago Llanquihue y el Lago Chapo), el Tronador (a 83 kilómetros de Puerto Montt), el Osorno (en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales), el Puyehue (en el cordón volcánico de Caulle), el Llaima (con 3.125 metros de altura), el Antillanca (en Osorno), el Palomo (con 4.850 metros sobre el nivel del mar) y el Ojos del Salado (a 280 kilómetros al noreste de Copiapó), entre muchos otros.

Argentina

Con más de 800 conos volcánicos, rodeados por un manto de lava oscura, se encuentra Payunia- donde están los volcanes Payún Matrú y Payún Liso-, en la localidad mendocina de Malargüe. Su conocido “desierto negro”- en el que sólo pueden verse algunos guanacos- hace de este lugar un destino único, que se extiende por decenas de kilómetros a los pies de los Andes. Sin actividad volcánica desde hace tiempo, los turistas ingresan a la Payunia a través de la Pasarela, un puente sobre el río Grande, el curso de agua más importante de toda la provincia.

Nicaragua

En la paradisíaca isla Omete, en el Lago de Nicaragua, se encuentran los volcanes Concepción y Maderas, unidos por un pequeño istmo (Sitian), que le agrega al paisaje un pintoresco detalle en forma de ocho invertido.

Ideal para los deportes acuáticos, la isla ofrece también la oportunidad de realizar excursiones en mountain bike o a caballo en las laderas de los volcanes. En tanto, para los amantes de la flora y la fauna, la Estación Biológica y Cascada San Ramón, en las faldas del volcán Maderas, es el lugar perfecto. Además, la zona cuenta con una laguna, originada por la erupción de un volcán hace más de 25 mil años, razón por la que aún pueden encontrarse piedras pómez en ella.

Con 1.745 metros, el volcán San Cristóbal es el más alto de Nicaragua. Según cuenta la leyenda, en 1685 su incesante fluido de lava servía de faro a los piratas que en esa época asaltaron el puerto del Realejo y la Ciudad de León.

Otro de sus grandes volcanes es el Consigüina, que hizo ingresar al país al libro Guiness de los Records por su erupción en 1835- la tercera más grande de América, a punto tal que sus cenizas cubrieron todo Centroamérica y sus ondas sonoras alcanzaron a países como Colombia, Jamaica y México-. Desde esta montaña pueden apreciarse las vistas panorámicas de los Esteros Real y Padre Ramos, así como el Golfo de Fonseca y la península de Cosigüina, que le da el nombre.

Declarada Reserva Natural en 1983, la zona del Volcán Mombacho mantiene una espesa vegetación y una gran variedad de fauna. Por su parte, el Volcán Cerro Negro es el tercero más joven del continente americano, con un poco más de un siglo y medio de existencia.

El Momotombo, El Hoyo, León, Managua, Masaya y Telica también forman parte de la variedad volcánica de Nicaragua.

Costa Rica

Con 112 volcanes en su interior, Costa Rica está ubicada en el Cinturón de Fuego del Pacífico. Poderosa atracción turística, esta zona cuenta, entre otros, con el Volcán Poás, uno de los cráteres más grandes de Latinoamérica. En tanto, en el Volcán Arenal, en la Cordillera de Guanacaste, todavía pueden apreciarse los movimientos de las coladas de lava andesítica, que se mueven hacia el norte y el noroeste.

Italia

Sin dudas, uno de los volcanes más conocidos del mundo entero es el Etna, en la isla de Sicilia. Con 3.342 metros de altura, sus erupciones durante el siglo XIX terminaron con la formación de un cráter de derrumbe, que en la actualidad posee un diámetro de nada más y nada menos que tres kilómetros y medio.

Acompañados por guías especializados y en autobuses, es posible visitar la cara sur del Etna y ascender hasta los 1.900 metros. Desde allí, los privilegiados visitantes pueden gozar de una panorámica de las distintas bocas activas del volcán.

Por su parte, el Vesubio, en Nápoles, es otro de los íconos de península itálica. Famoso por la erupción que en el año 79 dC sepultó a las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, hoy continúa en actividad y es el centro de un parque nacional que cubre un área de 135 km2. Tiene una altura de 1.281 metros y entró en erupción por última vez en 1944.

Los curiosos podrán elegir entre nueve circuitos especialmente diseñados para descubrir la belleza y las peculiaridades del complejo vesubiano. Con distintas duraciones y dificultades (desde 60 minutos a jornadas de 8 horas), cada uno de ellos está señalizado con carteles que ofrecen información sobre la naturaleza, geología e historia del sendero. Por supuesto, quienes se aventuren hasta aquí no pueden obviar una excursión para conocer las maravillosas ruinas de Pompeya.

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