La ruta de la seda

La Ruta de la Seda era el itinerario comercial que unió el imperio chino con el imperio romano durante cientos de años. Las ciudades más importantes de China se unían con puntos en los actuales territorios de Turquía, Irán, Irak, Uzbekistán y Turkmenistán, para luego llegar a las urbes más grandes de Europa. El nombre de este camino, de 12.000 kilómetros, se debe a que la seda era la mercancía oriental más preciada por los europeos ya que los chinos eran los únicos que sabían como hacerla. Además de la seda miles de productos como especias, telas, lana, piedras preciosas, perfumes, marfil, vidrio, tinturas y coral transitaban estos caminos.

Por estas rutas han transitado miles de personas de otras épocas y aún quedan vestigios de las ciudades perdidas, culturas desaparecidas, papiros y los productos que eran especialidad en cada punto del camino.

El explorador chino Zhang Qian, Marco Polo y el propio Alejandro Magno transitaron esta ruta, ayudando a agrandar su mito.

La ruta tiene su punto de partida en la ciudad china de Changan que, actualmente, se llama Xi’An. Esta urbe, con más de mil años de antigüedad, era uno de los mayores puntos comerciales de Oriente gracias a sus mercados y talleres manufactura de productos textiles. Muchas de las rutas y murallas de aquella época fueron derrumbadas y están hoy bajo los rascacielos y edificios nuevos de la gran ciudad, por lo que no quedan demasiados rastros históricos de la ruta. Cerca de la ciudad es donde se descubrieron los miles de guerreros de terracota que datan de mucho antes de la ruta, pero no se pueden dejar de visitar.

En China también está Lanzhou, punto obligado de la ruta llamada “la ciudad de las Orquídeas”. Construida a orillas del Río Amarillo y cerca de varias minas de oro fue un centro importante de comercio de oro y en el desarrollo del budismo y el taoísmo. Hoy la ciudad perdió su encanto de poblado pequeño y es una ciudad en vías de modernización, pero aún se pueden visitar sus vistas del río, santuarios, grandes pagodas y un buda de bronce de 5 metros de altura.

El tramo más largo de la famosa ruta va de China hasta Turquía y atraviesa zonas vírgenes, rurales, poblados que viven de la agricultura y magnánimas ciudades.

Cerca de la capital de Turkmenistán, Asgabat, se encuentran las ruinas de Merv una ciudad que fue vital para el comercio local y fue la más habitada del mundo durante el S. XII, aunque hoy sólo queden pedazos de lo que fueron sus templos budistas y sus fastuosos mercados.

Turquía es el país que le sigue en China en importancia e influencia en la ruta de la Seda ya que Constantinopla (hoy Estambul) fue la capital del Imperio Romano de Occidente y punto neurálgico del comercio. Desde hace miles de años que esta ciudad tiene gigantescos bazares y su puerto fue uno de los más ocupados con intercambio económico y cultural entre Oriente y Occidente. Las mezquitas más grandes del mundo, bazares techados y ferias donde venden productos típicos como géneros, alfombras especias y tintas.

La capital de Turquía, Ankara fue antiguamente un pequeño poblado donde se producía lana y tejidos que iban directamente a Europa.

Consejos para los viajeros

» En la mayoría de los puntos de la Ruta de la Seda los hospedajes estarán muy lejos de ser 5 estrellas. Si tienes expectativas de pasar vacaciones con confort y lujo, esta opción de turismo no es para ti.

» En estos lugares de Asia, hay muchísima variación de temperatura entre la noche y el día, por eso ten en mente que debes llevar ropa muy abrigada y prendas frescas.

Más información
» Oficina Nacional de Turismo de China
» Oficina Nacional de Turismo de China (delegación EEUU)
» Oficina de Turismo y Cultura de Turquía
» Portal oficial de Turismo de Turquía