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29 de junio de 2011
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Lugares turísticos que los desastres naturales se llevaron

Terremotos, tsunamis, volcanes en erupción, huracanes, maremotos y muchos otros gritos de la naturaleza afectan a poblaciones enteras y dejan en el pasado algunas perlitas que los viajeros ya no podrán disfrutar.

Allá lejos y hace tiempo –más precisamente en el año 79 d.C.- Pompeya, la ciudad de la Antigua Roma, fue enterrada literalmente bajo la lava del volcán Vesubio. Sin embargo, este desastre natural que arrasó con toda una urbe, la convirtió en un destino imperdible para los turistas que pisan suelo italiano.

En pleno siglo XXI, la furia de la naturaleza sigue manifestándose en distintos puntos del globo, dejando como saldo destrozos que incluyen algunas bellezas de las que ya no podremos disfrutar. Aunque, por suerte, en algunos casos, luego de un período los turistas han podido volver –gracias también a la celeridad política y del sector turístico que puso manos a la obra- como sucedió en Perú en 2010 cuando las lluvias torrenciales que cayeron sobre Cuzco imposibilitaron el acceso a Machu Pichu.

Turismo de desastre

Bajo este nombre se conoce la práctica que incluye el recorrido por zonas que fueron afectadas ya sea por terremotos, huracanes, tsunamis o volcanes, tal como sucedió con Pompeya. Así, por ejemplo, China supo sacarle provecho al terremoto que sufrió en 2009 con un programa que invita a recorrer las zonas afectadas para recaudar dinero para, justamente, reconstruir de a poco el lugar.

En Japón parecen no quedarse atrás, ya que ya surgieron algunas agencias que prometen paseos por los sitios afectados por el tsunami del 11 de marzo de 2011. Las seis prefecturas de la región de Tohoku (Akita, Aomori, Iwate, Miyagi, Yamagata y Fukushima) forman parte del itinerario incluido en este programa (“Kizuan –el espíritu de la unidad”) que tiene como misión potenciar el turismo solidario, ya que se trata de un proyecto de voluntarios para recuperar el turismo japonés.

Más allá de los intentos de los pueblos azotados por los desastres naturales por resurgir de sus propias cenizas o por, al menos, no perder el atractivo turístico –así éste provenga ahora del morbo-, hay algunas cosas que son difíciles de recuperar. Por supuesto, las bellezas naturales están en el primer puesto en la lista, pero la confianza también.

El maremoto del océano Índico es un claro ejemplo de esto. Destinos soñados para muchos, Tailandia, Sri Lanka y las Maldivas sufrieron, sin embargo, el efecto desconfianza luego del tsunami; algo que se sumó al hecho de tener que reconstruir desde cero hoteles y demás infraestructuras turísticas básicas. Pero también aquí la viveza empresarial fue más rápida y a tan sólo tres semanas del desastre, una agencia tailandesa ofrecía un recorrido que incluía, entre otras cosas, una visita al resort Khao Lak que había quedado totalmente en ruinas.

Efectos colaterales

No sólo el epicentro del desastre corre riesgos de desaparecer o de sufrir daños cuando la naturaleza decide hacerse oír. Esto sucedió con el más reciente tsunami que se produjo a causa del sismo que devastó a Japón, cuyas consecuencias se hicieron sentir en Islas Galápagos (Ecuador). Según la dirección del Parque Nacional Galápagos, el oleaje afectó la costa sur de la isla San Cristóbal y las playas ubicadas en las islas Lobos y Manglecitos quedaron sumergidas.

En Argentina, en tanto, por estas horas están sufriendo las consecuencias del volcán Puyehue –ubicado en el vecino país de Chile- que tiene sumergidas bajo sus cenizas a varias de las localidades turísticas invernales más importantes como Villa La Angostura y Bariloche.

Por último, huracanes como el Katrina o el Wilma –que afectó uno de los destinos turísticos más solicitados de México como es Cancún-, que han dejado destrozos varios a su paso, también contribuyeron a la merma de perlas turísticas naturales o a la disminución de la afluencia de turistas.

Si tienes alguna experiencia en alguno de estos sitios, compártelo con nosotros aquí.

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