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21 de noviembre de 2012
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Cuando baja la marea, se descubre el Monte Saint Michel

Un conglomerado de historia, misticismo, arte y cultura se erige como una joya única de estilo medieval que se interna con sutileza en el Canal de la Mancha.
Cuando baja la marea, se descubre el Monte Saint Michel
Fotos www.ot-saintmichel.com

Por Verónica Luna
Un apéndice que se prolonga más allá de la costa noroeste francesa actúa como un cofre que atesora piezas de gran valor. Cuando sube la marea, el Monte Saint Michel se convierte en una isla. Cuando baja, el paisaje es otro.
El juego entre las amplitudes de marea suma una cuota de curiosidad a ese pequeño destino que atrae como si fuera un faro. Se trata de un reducido y pintoresco pueblo de montaña de estilo medieval  ubicado a 360 kilómetros de París, en la región de Normandía, donde se registran las mayores variaciones de marea de Europa. Emblema del lugar, la abadía benedictina de Saint Michel, construida entre los siglos XI y XVI, es un verdadero tesoro.
Su historia es intensa, prueba de ello son los estilos arquitectónicos románico y gótico cuyas huellas dan cuenta de las ampliaciones y modificaciones edilicias que fueron sucediéndose a través del  tiempo y que además le dan un valor estético que la convierte en una joya inigualable. A través de más de un milenio donde la vida religiosa fue convirtiéndose en el centro de su cotidianeidad, su fama como eje de espiritualidad fue afianzándose hasta convertirse en uno de los principales sitios de peregrinación.
La Abadía está en la cima del monte. Desde allí vigila los alrededores de la bahía. En el pasado, su particular ubicación hacía que su acceso fuera posible de acuerdo con los caprichos de las mareas. Cuando las aguas subían, se accedía a través de embarcaciones, mientras que cuando bajaban era posible el acceso terrestre a través de amplias extensiones de arena. Esa característica la hacía infranqueable. Durante la Revolución de 1789 fue usada como prisión. En la actualidad, se puede llegar hasta los pies del promontorio a través de una carretera.  El edificio está compuesto por varias dependencias: el convento, el refectorio, despensa y claustros. Una estatua de San Miguel Arcángel se erige a 170 metros de altura. La entrada al conjunto religioso tiene costo, y puede visitarse todos los días.

Mont Saint Michel FranciaEl ascenso circular conduce hacia un paisaje poblado de símbolos medievales. Las edificaciones parecen suspendidas en el tiempo. Un puente levadizo, murallas, jardines dan sensación de haber dado un salto hacia el pasado. Entre las opciones que pueden visitarse está el Museo Histórico, que conserva objetos cuya colección incluye pinturas, relojes, esculturas, en el cual se destaca un periscopio del siglo XIX que regala una inigualable vista de la Bahía, y la reconstrucción de cárceles y calabozos. La Casa de Bertrand du Guesclin, residencia del siglo XIV con tapicería y mobiliario antiguo, es otro de los edificios representativos que pueden conocerse, además de la Abadía. También pueden visitarse el Archéoscope, un museo que muestra a través de recursos multimedia la historia del lugar y el Museo del Mar y la ecología donde se explica el fenómeno de las mareas. La iglesia de San Pedro, patrono de los pescadores,  es otra muestra de arquitectura que data de los siglos XV y XVI.
La escasa cantidad de lugareños contrasta con los casi tres millones de turistas que recorren las calles de Saint Michel cada año. El paseo por los alrededores requiere tener en cuenta los horarios de las mareas, información que está disponible para los turistas, y motivo por el cual se recomienda contratar los servicios de guías especializados.
Bares, restaurantes y cafés se convierten en un espacio ideal para entretenerse con el paisaje que ofrece la  Bahía en la que desembocan las aguas de los ríos Couesnon, Sélune y Sée. Para la estadía, hoteles de diversas categorías que están en armonía con las características arquitectónicas del lugar, esperan con las puertas abiertas.
El Monte Saint Michel en 1979 pasó a ser parte de los sitios considerados  Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sin dudas, es uno de los lugares más atractivos y curiosos de Francia. La mezcla de historia, cultura y religión sumada a la belleza natural, le dan al lugar un toque irresistible. Una perla que se descubre entre la dinámica de las olas que vienen y van. 
¿Alguna vez visitaste este lugar? Relata aquí tu experiencia.


Ver Mont Saint Michel en un mapa ampliado
 

 

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