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01 de mayo de 2013
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Bahía Bustamante: un pueblo alguero detenido en el tiempo

Un bosque petrificado, ochenta mil hectáreas de tierras, producción agropecuaria y kilómetros de costas se combinan en este exótico lugar. Conocelo.
Bahía Bustamante: un pueblo alguero detenido en el tiempo
El desierto paisaje patagónico de Bahía Bustamante

Con tan sólo cuarenta habitantes, este particular apartado de la Patagonia argentina es pueblo y estancia a la vez. Esto se debe a que allí habitan y trabajan personas y al mismo tiempo es una unidad productiva: la de algas marinas. Esta actividad es su principal sustento desde mediados del siglo pasado, junto con la cría de mejillones y el turismo.
Bahía Bustamante se encuentra en la provincia de Chubut, sobre la costa norte del Golfo San Jorge. Las algas son la principal producción del pueblo.Perteneciente al Departamento Escalante, se ubica 250 kilómetros al sur de Trelew y 180 kilómetros al norte de Comodoro Rivadavia. Este maravilloso lugar es uno de los puntos más importantes del Parque Nacional Marítimo Costero Patagonia Austral, caracterizado por su gran biodiversidad.
Su ocurrente historia se remonta al año 1953, cuando Don Lorenzo Soriano llega a la zona en busca de algas marinas que le permitan continuar con la producción de su marca de fijador de cabello. Así es como descubre este sorprendente lugar, cuyo nombre en ese momento era “Bahía Podrida”, debido a la acumulación de algas en estado de putrefacción. Don Soriano se instala con su familia y de a poco y con gran esfuerzo va construyendo este exclusivo pueblo alguero.
En un principio eran cuatrocientas personas las que habitaban el lugar y al mismo tiempo eran empleados dedicados a esta particular actividad. En ese entonces se fueron construyendo las casas, la proveeduría, la comisaría, entre otras instalaciones. Hoy en día, aunque el número de habitantes se haya reducido enormemente, el aspecto de Bahía Bustamante se mantiene intacto: sus las calles con los nombres de especies de algas, las casas, el único teléfono público y la luz eléctrica, producida con un generador desde el atardecer hasta las 23 horas. Todo esto da cuenta de un lugarLas calles tienen nombres de algas. diferente, congelado en el medio de un paraíso terrenal.
Entre los misterios a descubrir de este peculiar territorio se encuentra una reserva natural, donde conviven miles de lobos marinos y pingüinos, veintidós especies de aves, playas de arena blanca  y agua cristalina, rodeadas rocas de color rojizo intenso, que brindan un marco sin igual de colores y texturas sorprendentes.
Como en el resto de la Patagonia, en este pueblo son frecuentes los vientos y la humedad, es por esto que, además de sus características geográficas, según el estado de la marea y del tiempo se definen las actividades de exploración de la zona. Perfecto para quienes aman la naturaleza, esta estancia ofrece diferentes actividades como: trekking, cabalgatas, mountain bike, visitas al bosque petrificado, la observación de aves, pingüinos y lobos marinos y la interpretación de la industria alguera, entre otras.
Por último, este maravilloso y único destino ofrece confortables casas ubicadas a orillas del mar  que fueron recicladas para recibir a quienes deseen relajarse y encontrar un lugar donde sentirse en paz y en armonía con el paisaje.
Sin lugar a dudas, este asombroso apartado de la Patagonia argentina no tiene desperdicio y es ideal para todo aquel que quiera cambiar de ambiente, disfrutar de la vista e incluso, remontarse a otro tiempo y detenerse en él.
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