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19 de agosto de 2013
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Narcotour: las ruinas de un imperio

En la ciudad de Medellin, Colombia un tour invita a conocer la historia del narcotráfico en ese país durante los años ochenta al mando del famoso capo narco Pablo Escobar Gaviria
Narcotour: las ruinas de un imperio
Obra de Botero sobre Pablo Escobar

Tumba de Pablo EscobarPor Cynthia de Simone
En las guías de viajes suele mencionarse a Medellín, como La ciudad de la eterna primavera. Sin embargo, durante la década de los ochenta la presencia del narcoterrorismo que tomó el control de las calles y sembró el pánico entres sus habitantes, le valió el menos encantador nombre de Miedollín: La ciudad de la eterna balacera.
Para crear conciencia de los daños causados durante ese periodo siniestro de la sociedad colombiana, el guía cultural Nicolás Solorzano organizó el Pablo EscobarTour. En el recorrido, los turistas visitan los lugares que signaron la vida de Pablo Emilio Escobar Gaviria, el capo narco que llegó a comercializar el 80 por ciento de la droga que se exportaba a Estados Unidos y  por quien se llegó a ofrecer una recompensa de 25 millones de dólares a quien lo hallara vivo.
Expedición Escobar.
El circuito comienza a bordo de una combi en el barrio El Poblado, zona favorita entre los viajeros independientes o mochileros por su ubicación estratégica y cercana al Parque Lleras, con bares y discotecas de moda.
Un punto clásico del paseo es la visita al santuario La Virgen de La Rosa Mística o Virgen de los Sicarios. A ese lugar rodeado de verde y repleto de velas y carteles de agradecimiento, se acercaban los mafiosos o “asesinos a sueldo” contratados por “El Patrón” para buscar protección y pedirle todo tipo de favores como por ejemplo, tener buena “reacción” en la mano al momento de disparar el arma homicida.
Por esa época, Escobar ofrecía a sus subalternos cerca de 2 millones de pesos colombianos -unos mil dólares- por cada policía muerto. Esto motivó a que muchos miembros de la misma fuerza mataran a sus compañeros para cobrar su recompensa. ¡Hágale! -ordenaba el zar de la cocaína- y una poderosa maquinaria se activaba. ¡Hágale! y algo detonaba un tiro, una ráfaga o una explosión. ¡Hágale! y moría el director de un periódico, un ministro, un candidato presidencial, un capo amigo o enemigo y una centena de transeúntes desprevenidos según cuenta la biografía “La parábola de Pablo” del autor Alonso Salazar J.
Estilo Narc-decó.
Edificio MonacoEn el edificio Mónaco, considerado como la residencia oficial de la familia Escobar, con siete pisos, grandes balcones terraza y ventanales, el 13 de enero de 1988, un coche bomba acabó con la paz hogareña y todos se salvaron de milagro. El atentado desató la guerra entre los Carteles de Medellin y Cali, dos organizaciones que se disputaban el monopolio del mercado de la droga.
Para intentar acabar con el imperio de “El Jefe” y detener el lavado de dinero que éste lideraba, la agrupación autodenominada “Los Pepes” (Perseguidos por Pablo Escobar) colocó en el edificio Ovni; donde funcionaba el Cartel de Medellin, un coche bomba con 40 kilos de dinamita. Esta construcción, al igual que “Mónaco”, refleja un estilo de arquitectura narco conocido como Narc-decó o traqueta (como les llaman a quienes participan del negocio) que incluía viviendas de varios pisos con formas geométricas y el frente color blanco, en honor a la cocaína.
Sobre la Avenida del Poblado, un graffiti pintado en negro y celeste anuncia “Pablo vive”, sobre el frente del Dallas, una construcción edilicia que supo ser la más moderna y tecnológica de Medellín hasta que en 1993 dos coches bombas, con 50 kilos de dinamita cada uno la dejaron semidestruida.
El 2 de diciembre de 1993 (el mismo día en que cumplía cuarenta y cuatro años) Escobar cometió un error estratégico, al mantener una conversación telefónica con su hijo Juan Pablo que se prolongó durante unos veinte minutos.
El Cuerpo de Elite de la Policía local logró rastrear la llamada y ubicar el lugar donde se hallaba prófugo. Cuando el capo narco se vio rodeado, intentó escapar por los tejados, pero recibió dos balas en la cabeza. El tour incluye una visita a esa vivienda sencilla de dos plantas situada en la zona de Los Olivos donde finalmente, el Jefe cayó muerto. El artista plástico colombiano, Fernando Botero plasmó en un óleo el momento en que el capo cayó abatido por sus perseguidores.
Mientras Nicolás -a cargo del tour- hace maniobras para evitar el tránsito sin perder su buen humor, aprovecha para repartir material de archivo de diarios y revistas que retrataron los acontecimientos más crudos y sangrientos de esa época. Por último, llega el momento de conocer su tumba, (la segunda más fotografiada en Sudamérica después de la de Evita) en el cementerio Jardines de Montesacro.Virgen de los Sicarios
A pesar de los registros documentales de periódicos y medios de prensa, donde se pueden observar imágenes suyas ensangrentado sobre los tejados y rodeado de numerosos efectivos policiales, otra versión extra oficial asegura que “El patrón” prefirió suicidarse antes que caer en manos de la ley: “Prefiero una tumba en Colombia, antes que una cárcel en Estados Unidos”, solía repetir el enemigo público número uno de ese país.

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