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26 de agosto de 2013
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Una ciudad verde: Malmo

Malmö es una vieja ciudad de Suecia, cuyo crecimiento actual se basa en el respeto al medio ambiente, aunque éste aquí llega a ser extraordinariamente hostil.
Una ciudad verde: Malmo
Escultura de la Orquesta Optimista. Malmo - Gentileza Mónica Grimal

Texto: Armando Cerra - Fotos: Mónica Grimal
A veces pensamos en Escandinavia y nos vienen a la mente paisajes oscuros, de cielos siempre nublados y gentes tristes de tanto luchar contra las inclemencias meteorológicas. Sin embargo, pese al rigor del clima, los escandinavos son una población alegre y vital dispuesta a aprovechar su tiempo y sobre todo cada rayo de sol que aparece entre las abundantes nubes.
No obstante, no toda Escandinavia es igual. Son mucho más inhóspitas las tierras del norte, más cercanas al polo. Llegan a ser un contraste brutal con los territorios del sur. Precisamente al sur de la península escandinava está la ciudad de Malmö, la tercera ciudad de Suecia. Y esta urbe es un claro ejemplo de esa alegría de vivir escondida tras la aparente frialdad ambiental.
Quizás el emblema de esa filosofía de vida lo encontremos en una de las muchas esculturas callejeras dispersas por el entramado urbano. Se trata de la escultura Optimistorkestern (La Orquesta Optimista), que nos presenta cuatro músicos de aires cubistas tocando sus instrumentos y marchando por la calle Sodergatan al ritmo que marca la batuta del jefe de la banda. De esta forma, ese cortejo musical anima a quién pasea por esta calle, una de las más transitadas y comerciales del casco antiguo.– Edificio del Ayuntamiento en la plaza Stortorget
Por si la música fuera poco, para alegrar más el ambiente hay que contemplar el escenario urbano donde suenan sus instrumentos, ya que sus sones envuelven los edificios más emblemáticos de la ciudad. Allí están el monumental Ayuntamiento, también la farmacia Lejonet, una botica fundada en el 1571, el decimonónico Hotel Kramer y al fondo se ve La Residencia, construida para alojar al gobernador de la región de Escania, cuya capital es Malmö.
Precisamente el territorio de Escania en el siglo XVII fue conquistado a Dinamarca por el rey sueco Carlos X Gustavo, al cual se le homenajea con una señorial estatua ecuestre en el centro de esta plaza Stortorget.
Mucho han cambiado los tiempos y ahora ya no hay enfrentamientos con Dinamarca. De hecho Malmö mira más a Copenhague que hacia Estocolmo, la capital sueca, sobre todo gracias al espectacular puente de Öresund, una infraestructura de 16 km que reúne un túnel bajo el mar, una isla artificial y un largo puente en el punto donde las aguas del mar del Norte se funden con el Báltico. Incluso uno de los eslóganes turísticos de Malmö es “Vacaciones de dos naciones”.
No obstante, no hace falta cruzar hasta Dinamarca para disfrutar de unas interesantes y divertidas vacaciones. Malmö ofrece variados atractivos. Comenzando por su propio casco antiguo donde llaman la atención plazas tan bellas como Lilla Torg formada por vetustas casas de madera y ladrillo. O como contraste se pueden visitar los modernos barrios como el Puerto Oeste (Vastra hamnen) donde la arquitectura y el urbanismo se rigen por criterios de sostenibilidad ambiental.
Sea en la ciudad antigua o en los nuevos barrios no es extraño ver como los habitantes se desplazan en bici, llueva o nieve. Y es que Malmö es una de las ciudades del mundo, donde gobernantes y habitantes más concienciados están con la sostenibilidad. Y la máxima expresión de ello la podemos hallar en los numerosos parques repartidos por toda la ciudad.Plaza de Lilla Torg
Los hay enormes y repletos de flores como el Pildammsparken, otros con siglos de antigüedad como el Folkets Park, también dominados por un castillo que aloja los principales museos de la ciudad como el Slottsparke. Éstos y otros más repartidos por Malmö son el lugar idóneo para caminar, practicar deporte, simplemente disfrutar de la naturaleza y dar pedaladas en la bicicleta.
Pero hay uno especialmente peculiar, el Gamla Kyrkogarden. Es uno de los pocos sitios donde no veremos ciclistas, ya que se trata de un viejo cementerio reconvertido en parque en el centro urbano. Pese a que pueda parecer una idea lúgubre, este parque posee un encanto especial y es un buen lugar para dar un paseo, sentarse en un banco a comer un sándwich y dedicarse a contemplar las piedras de las sepulturas, como si así rindiéramos tributo a esta población y su historia, que pese a los condicionantes climáticos ha sabido sacarle fruto a su tierra y disfrutar de ella con respeto y alegría.


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