Taormina, la ciudad mágica de Sicilia

Por Verónica Luna
Pequeña. Bonita. Hipnótica. Taormina se engrandece con sus virtudes. Dueña de una ubicación privilegiada, sobre el Monte Tauros de 200 metros de altura, tiene un mirador natural que es parte de su esencia.
Esa misma posición estratégica la hizo objeto de deseo de griegos –quienes la fundaron en el 736 a.C.-, romanos, godos, bizantinos, árabes. Pero no fueron los únicos que conquistaron su territorio. También lo hicieron los escritores que desde el siglo XVIII llegaron a esas tierras en busca de inspiración como lo hicieron Goethe, Truman Capote, Thomas Mann, Tenessee Williams y tantos otros. A partir del siglo XIX con la llegada del ferrocarril, sería también conquistada por los turistas, especialmente los provenientes del norte de Europa.
La costa. El mar Jónico. La Bahía de Giardini Naxos. El volcán Etna. La arquitectura de sus construcciones antiguas. Son todas postales que ilustran el patrimonio de Taormina. Un conglomerado de experiencias que se reúne en el pequeño poblado cuya rutina ya está compuesta por el trajinar constante de los viajeros.
La Porta de Messina marca el inicio de un recorrido por calles de adoquines. El encanto medieval se percibe en las fachadas de sus construcciones. Los vestigios de las distintas etapas atravesadas por la ciudad se leen como un papiro en sus rasgos góticos, arabescos, romanos, griegos. Se encuentran también allí tiendas de ropa, artesanía y recuerdos. Pero si de realizar compras se trata, es ideal visitar la calle principal de la ciudad, Corso Umberto I, donde abundan locales de joyería, zapatos e indumentaria y también cafés y restaurantes.
En su recorrido, la arteria conduce a la Plaza Vittorio Emanuelle II, al Palacio Corvaja cuya torre árabe decorada con piedra pómez blanca, tiene rasgos del gótico catalán que data del siglo X, fue sede del primer parlamento de Sicilia. El Museo Siciliano de Arte y Tradición Popular, presenta una muestra con una gran variedad de objetos, sobre todo marionetas, vestimentas y pinturas. La Iglesia de Santa Caterina, construida en el siglo XVII, es otra pieza de su patrimonio arquitectónico, al igual que el Teatro Odeón, del siglo II a.C.
La Catedral, dedicada a San Nicolás, es una obra del siglo XIII, que debió ser reconstruida en los siglos XV y XVII, y el Teatro Griego (del siglo III a.C), son dos sitios que de gran importancia para la ciudad. El segundo teatro más grande de la isla tiene una espectacular vista del mar y del volcán.  Es un espacio ideal para el disfrute de espectáculos de música clásica, festivales y obras de teatro. La Badía Vecchia, es una construcción medieval, que alberga al Museo Arqueológico de la ciudad.
Los jardines de flores exóticas se suman a las características que le dan identidad a la ciudad. La Villa Comunale, que perteneció a una familia aristocrática del siglo XIX, tienen variada vegetación, pero sobre todo llaman la atención por la gran cantidad de flores y las aves que habitan el lugar.
Además de hacer excursiones hacia el Etna, se puede visitar la Isla Bella, que tiene playas de arenas blancas, y con baja marea, se puede cruzar caminando. Se encuentran también las formaciones volcánicas que conforman las Gargantas de Alcántara, creadas por las erupciones del Etna y que son una buena excusa para ponerse el traje de baño y disfrutar de las aguas cristalinas.  
Un detalle a tener en cuenta es que el centro de Taormina es peatonal, por lo cual se recomienda el uso del transporte público, ya que es difícil encontrar lugares donde estacionar para poder hacer el tour por la ciudad.
Entre los productos gastronómicos típicos se pueden degustar los platos a base de pescado, el aceite de oliva extra virgen y los vinos propios del lugar.
Taormina es una ciudad pequeña, pero impactante. Es inmensamente bella. Su encanto es irresistible para los viajeros, y es la postal que mejor representa la esencia de Sicilia.  
¿Alguna vez estuviste en Taormina? Compartí aquí tu experiencia.
Fotos: Everystockphoto