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30 de mayo de 2016
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Cuando los chicos se van de viaje a los campamentos de verano

Llega el receso escolar y muchos padres piensan en las colonias de vacaciones como primera opción para que sus hijos ocupen algunas horas del día. Pero poco a poco más personas incorporan los campamentos de verano al abanico de posibilidades.
Cuando los chicos se van de viaje a los campamentos de verano
Fotos Pixabay.com

Por Aldana Chiodi
Estos campamentos, muy difundidos en países como los Estados Unidos, se presentan cada vez más con nuevas propuestas que se adaptan a los distintos intereses y realidades.
En la mayoría de los países de Latinoamérica las colonias de vacaciones resultan la solución ideal para los padres que trabajan jornada completa mientras sus hijos no concurren a la escuela. Las colonias ofrecen los mismos horarios que los colegios, muchas suelen tener el transporte incluido en el precio y los chicos realizan actividades deportivas y recreativas. En los últimos tiempos, además, muchas de ellas incorporaron talleres optativos para que cada uno pueda elegir su participación según sus intereses particulares. Por eso se ofrecen talleres que incluyen cocina, artes plásticas, títeres y hasta magia.
En otros países, como los Estados Unidos, es muy común que durante las vacaciones escolares los chicos concurran a los llamados campamentos de verano. A diferencia de las colonias de vacaciones que son actividades diarias, es decir que los chicos regresan a sus hogares todos los días, en los campamentos de verano los chicos están lejos de sus familias semanas o meses.
Cuando pensamos en los campamentos de verano aparecen dos modelos.
Por un lado, los campamentos de verano “originales” de los Estados Unidos, llamados summer camps, que son los que vemos en muchas películas, sobre todo de adolescentes. Se considera que los primeros summer camps de Estados Unidos fueron organizados por las autoridades del colegio Gunnery en la década de 1860, pero que el auge se vivenció en la década de 1890. En estos campamentos, los chicos se despiden de sus padres por uno o dos meses y se les promete “el mejor verano de sus vidas”. Hay actividades recreativas y deportivas, pero también hay muchas actividades de auto conocimiento y dinámicas grupales. En Estados Unidos es una actividad muy arraigada a la cultura y hasta se considera que asistir a ellos es una preparación ideal para el futuro del chico en el mundo adulto. En la actualidad, estos campamentos tradicionales se adaptaron a las nuevas demandas y se sumó la metodología de los llamados campamentos urbanos, que se especializan en una temática que le interese a los chicos. Son de menor duración, por ejemplo una semana, y se enfocan en actividades teatrales o musicales.
Por otro lado, están los campamentos de verano que duran una o dos semanas y que son los más difundidos en países latinoamericanos. La mayoría están organizados por algunos colegios para sus alumnos, por alguna institución de tipo religiosa donde el campamento tiene, entre sus objetivos, promover sus creencias y acercamiento a sus posturas, o por algún grupo de jóvenes como los Scouts. En general, todos los grupos scout realizan un campamento de 10 o 15 días a algún destino de su país. Son campamentos recreativos y de crecimiento personal que se plantean como el cierre del trabajo de todo un año. A diferencia de los otros campamentos, no cualquiera puede anotarse, ya que deben pertenecer primero al grupo scout y haber realizado las actividades durante el año.
En los últimos años, a estos grupos se les sumaron algunas empresas que, siguiendo un poco la tradición de los summer camps, buscaron ofrecer campamentos adaptados a las necesidades del mercado latinoamericano. Entre ellas se encuentran varias instaladas en la provincia de Buenos Aires y otras en la Patagonia, como Expedición Ciencia, que tiene como objetivo “combinar la exploración científica y la aventura en la naturaleza con una intensa experiencia de vivencias en grupo”.
A diferencia de los de Estados Unidos, los campamentos que ofrecen duran entre una y dos semanas. Las causas son, por un lado, que en países como la Argentina no hay en una cultura del desapego de los padres con los hijos por tanto tiempo. Pero por el otro, una cuestión de costos. Afrontar el gasto de este tipo de eventos por dos meses sería muy costoso para una familia de clase media latinoamericana.
Por otra parte, en varios países europeos es muy común la organización de campamentos/viajes al exterior durante las vacaciones de verano para aprender o practicar algún idioma. A la tradición europea de estos viajes se le suma la cercanía entre los destinos y la gran cantidad de ofertas de transporte. Estos viajes pueden durar unas pocas semanas o varios meses. A las clases de idioma se les suma actividades culturales y contacto con gente de todo el mundo. En los últimos años, cada vez más chicos (y padres) de otros países del mundo se animan a participar de estos programas.
Sea cual sea el enfoque, la actividad predominante o la dinámica, todas las propuestas hacen hincapié en la formación de amistades para toda la vida, en las experiencias vivenciales, la sociabilización y en el autoconocimiento.
¿Qué tenemos en cuanta al momento de decidir que los chicos vivan una experiencia de este tipo?
Como padres siempre queremos lo mejor para nuestros hijos, pero muchas veces anteponemos nuestros intereses a los suyos, porque pensamos que es mejor para ellos, o que a ellos les gustaría hacer algo que nosotros hubiéramos querido realizar a su edad. Pero cada chico es diferente y tiene ciertas preferencias que pueden no ser las nuestras. Por eso, antes de decidir enviarlo a un campamento de verano y de decidir el tipo de campamento o viaje debemos consultar cuáles son sus deseos. Conocer a nuestros hijos es uno de los mayores desafíos como padres y para eso es fundamental el diálogo.
Una vez que sepamos cuáles son sus intereses, les recomendamos buscar juntos en la red cuáles son las mejores opciones.
Para elegir el lugar o la empresa del campamento/viaje de verano, podemos considerar:
- Referencias. Busquen en la red reseñas y comentarios de otros padres y chicos que hayan ido. Y, si pueden, no dejen de acercarse a la sede y hablar con los responsables. Si bien ellos van a contarnos todo lo positivo de su proyecto, muchas veces la intuición de los padres es algo que no debemos menospreciar.
- Conocer a los responsables de los campamentos/viajes.
- Saber la cantidad de chicos y de adultos.
- Seguridad. El lugar o el viaje debe contar con las medidas básicas de seguridad, además de que la empresa debe tener un seguro contra todo riesgo.
- Disponibilidad de un médico para atender todo tipo de necesidades y seguro médico.
- Higiene y cuidado de las instalaciones.
- Conocer la dieta que les van a dar en el campamento/viaje.
- Conocer el itinerario en caso de un viaje.
- Conocer las actividades propuestas.
En algunos países, el desapego de padres y chicos durante algunas semanas o meses es algo común y no se vive como traumático. En otros, las costumbres culturales llevan a que los padres lo vivan de manera más intensa y que sea más duro de afrontar.
Para quedarse tranquilos en cuanto al comportamiento de nuestros hijos, es buena idea confiar en la educación que se les brindó hasta el momento y pensar que lo mejor es darles raíces y alas. Para ellos, compartir tiempo con otros chicos de su edad, conocer otros lugares, aprender otro idioma o cultura, acercarse a la naturaleza a través de actividades creativas o juntarse con gente que tenga sus mismos intereses, será una experiencia inolvidable y los ayudará a crecer como personas. Y si ellos disfrutan y están bien, los padres también.

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