Donde la historia está de moda

En cuanto se nombra a Milán, la primera idea que sugiere - por lo menos para las mujeres- es la cantidad y calidad de marcas de ropa y diseñadores que crean sus colecciones allí. Las Semanas de la Moda que se realizan en Milán son las más esperadas y creativas, además de que la mayoría de los grandes diseñadores italianos se presentan sobre sus pasarelas.

Cualquier fashionista que se tilde de tal no puede dejar de visitar el “Cuadrilátero de la moda” o el “Cuadrilátero de Oro”, el epicentro de las marcas y la alta costura de Milán que está delimitado por las calles Monte Napoleone, Via della Spiga, Via Manzoni y Via del Gesú. Las tiendas y talleres de los grandes diseñadores de todos los tiempos como Armani, Missoni, Prada, Versace, Gucci, Valentino, Dolce & Gabanna, Fendi y Salvatore Ferragmo se agolpan a lo largo y ancho de estas calles.

La mayor parte de las tiendas fueron creadas por arquitectos famosos y exhiben obras de diseño de vanguardia que marcarán tendencia en los próximos años. Allí se puede admirar el edificio de 4 pisos que tiene Versace, la manzana entera que tiene Armani para crear, exhibir y vender sus geniales prendas o el Spazio Just Cavalli de 500 metros cuadrados, donde además de ver las últimas colecciones se puede tomar un café o almorzar en su lujoso restaurante.

Pero no hay que equivocarse porque la ciudad de Milán no es sólo moda; tiene muchos puntos históricos y edificios mundialmente famosos que valen la pena recorrer.

Galleria Vittorio Emanuele II es una galería comercial muy famosa, ya que fue construida en el siglo XIX y une las dos plazas más importantes de Milán: Piazza del Duomo y la Piazza della Scala. La galería fue diseñada por Giuseppe Mangoni en forma de cruz, con pisos de mosaico y totalmente cubierta con cúpulas de vidrio. En su interior están las mejores tiendas de lujo, diseñadores de moda, restaurantes, bares y librerías.

Otra de las razones para recorrer Milán es porque allí está el mejor teatro de ópera del mundo: El Teatro de la Scala, inaugurado en 1778 y reinaugurado en 1946, luego de ser parcialmente destruido con los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Su arquitectura exquisita, las grandes obras que allí se representan y los personajes ilustres que se presentaron en su escenario lo hacen único. El teatro tiene un museo que abre todo el año y exhibe joyas como una mano en escayola de Chopin, la espineta donde aprendió a tocar Verdi, batutas de Toscanini, la máscara mortuoria de Puccini o un relicario con un mechón de pelo de Mozart.

La iglesia Santa Maria delle Grazie data del siglo XV y su riqueza se basa en el famoso fresco “La última cena” de Leonardo Da Vinci, que decora las paredes de su Cenacolo Vinciano. Antes de ir a ver el fresco, que se exhibe de martes a domingo, se debe reservar la entrada.

El Castello Sforzesco fue construido en el siglo XV por la familia Sforza y hoy alberga instituciones culturales y 3 museos que atraen toda la atención de los visitantes. Los museos de Arte Histórico, Artes aplicadas y Arqueológico tienen obras de Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci, Antonello Messina, cerámicas y piezas de hierro forjado.

Milán no sería lo mismo sin el Duomo, una de las catedrales más lindas del mundo y la segunda más grande que se tardó 500 años en construir. Está ubicada en la plaza central de la ciudad y muestra un estilo gótico con aires renacentistas y neoclásicos. Tiene más de 2 mil estatuas, monumentos, ilustraciones y ventanales, pero una de las mejores vistas se consigue desde la azotea desde donde se ve toda la ciudad.

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Más información:
» www.visitmilano.it
» www.teatrollascala.org
» www.italiantourism.com