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18 de abril de 2012

El turista está en la cueva

Refugio natural para hombres y animales, asilo de tesoros subterráneos, las cuevas son fenómenos geológicos que maravillan por su esencia y espectacularidad.
Por Verónica Luna El viaje al centro de la Tierra es una fantasía que se dispara frente a la posibilidad de sumergirse, indagar, bucear en las profundidades del planeta. La puerta de acceso son las cuevas y cavernas que diseminadas en todo el globo, invitan a entrar a ese mundo de misterios. Seguramente la realidad devolverá un viaje mucho menos ambicioso, pero no por ello una experiencia menos encantadora.  Si de hacer divisiones taxonómicas se trata, algunas cavernas albergan vestigios prehistóricos y huellas de las civilizaciones que la habitaron. Otras son formaciones de piedra caliza que tienen ríos o lagos subterráneos en su interior, o son producto de la acción volcánica. Algunas ocultan piedras preciosas o alcanzan magnitudes sorprendentes que por lo mismo se vuelven inaccesibles. Lo cierto es que constituyen una aventura que tiene sabor a exótico o por lo menos extraño a la rutina cotidiana, que invita a entrar y a inspeccionar desde el lugar más genuino de la curiosidad y el interés. Estados Unidos La meseta que se extiende entre Nuevo México y Texas, presenta unas trescientas cavidades que son algo así como un pasaporte hacia la aventura y el conocimiento. Se trata de las cuevas de piedra caliza más grandes de América del Norte. Las Cavernas de Carlsbad alcanzaron estado público a principios de siglo XX, pero su formación data de 250 millones de años. En su lugar había un arrecife marino que fue cubierto por sedimentos y sometido a procesos geológicos que derivaron en que la composición de los materiales, en contacto con el agua proveniente de filtraciones, desgastara la piedra y generara las cavernas pero de abajo hacia arriba, a diferencia de lo que suele suceder en otras formaciones similares.  El goteo constante produce la acumulación de sedimentación dando lugar a la creación de figuras imponentes en formas y tamaños. El Domo Gigante, de 19 metros de altura, es la formación geológica más grande de Carlsbad. Pero no es lo único que impacta en este Parque Nacional. La cueva Lechuguilla, que es parte de este complejo, tiene una extensión de 196 Km, ubicándose en el quinto puesto en las cavernas más largas conocidas en el mundo y es además una de las más profundas de Estados Unidos. La cámara llamada “El Salón Grande”, con 55.000 metros cuadrados, es una de las de mayores dimensiones de piedra caliza del mundo. Pero el asombro no se agota allí. Al atardecer, desde el anfiteatro dispuesto alrededor de la entrada a una de las cuevas, se puede observar a cientos de murciélagos que abandonan su refugio en busca de alimentos dando un espectáculo por lo menos atípico.  El Parque está abierto durante todo el año, a excepción de Navidad. Se pueden hacer varios recorridos con guía que tienen una duración de entre dos y tres horas y media. Para visitarlo, conviene reservar primero porque algunas excursiones tienen cupos limitados. Las actividades no son recomendables para niños de menos de cuatro años. En cambio, hay sectores que pueden ser visitadas por personas con movilidad reducida. Las Cuevas de Sara Son una alternativa más que tentadora para los que quieran hacer turismo de cavernas. La experiencia ofrece un combo de geología, conocimientos de prehistoria  y mitología de la región. Es que además de la visita subterránea, el lugar cuenta con un museo que relata la evolución del hombre y un parque megalítico. “En Sara tenemos una riqueza formidable porque tenemos muchos sitios turísticos variados, tenemos un pueblo muy bonito y hay mucha gente”, relata François Pouyet, del departamento de difusión. El énfasis está puesto en ampliar la oferta de actividades que el turista puede realizar en el lugar, además de visitar el Parque.   En la zona transfronteriza que une la región noreste de España con Francia casi podría establecerse la ruta de las cuevas. Hay varias salas subterráneas con una cantidad indescriptible de estalactitas que decoran el espacio de un modo caprichoso y original. Algunas que crecieron tanto que terminaron por convertirse en columnas de varios metros de altura. En la variedad de recintos que se pueden visitar, hay túneles de lava y viejas minas abandonadas. Cada año, el primer domingo de marzo, se lleva a cabo el proyecto “El mundo subterráneo sin fronteras”.  Es una iniciativa apta para todo público, con el cual pueden visitarse ocho cuevas, las de Sara y siete más distribuidas en diferentes provincias de España como Navarra y Guipúzcoa, con las entradas a mitad de precio.   Argentina La Cueva de las Manos, en la Patagonia argentina es un espacio de gran atractivo para los curiosos interesados en descubrir algunas costumbres de los primeros pobladores. Cada año, visitan el lugar alrededor de ocho mil turistas, provenientes del ámbito nacional y de Alemania, Francia e Italia principalmente. “El sitio Cueva de las Manos, en el área Alto Rio Pinturas, incluye una cueva, varios aleros y farallones con pintura rupestres, que en conjunto conforman el sitio arqueológico Cueva de las Manos .El área es única ya que guarda una de las más antiguas manifestaciones artísticas de los grupos de cazadores que habitaron inicialmente el actual territorio argentino. El nombre del sitio proviene de la presencia de más de 800 negativos de manos ejecutados sobre superficies rocosas”, detalla Mariana Vega, del Centro de Informes de Río Gallegos.  Además de las manos, se observan representaciones de guanacos y figuras humanas cuya antigüedad supera los 9.000 años. “Las pinturas eran realizadas con óxidos de minerales, tierras o arcillas del color del entorno, estos pigmentos naturales eran mezclados con líquidos: agua, grasa, sangre o saliva, creando una pasta apta para aplicar sobre la roca”, continúa Vega. Se cree que la sequedad del ambiente, el clima frío y árido contribuyó a la conservación de los dibujos. Declarado Monumento Histórico Nacional, el lugar es también considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.  La visita a la Cueva de las Manos es una parada fundamental para los turistas que realizan el recorrido de la Ruta 40. Además de las representaciones rupestres, en el circuito se aprecia el cañadón del Río Pinturas, con más de 200 metros de altura. Bulgaria En el este de Europa, Bulgaria es uno de los territorios favoritos para la práctica de la espeleología. La actividad, practicada por los amantes de la vida subterránea, encuentra en la región un espacio para explayarse. Hay más de cuatro mil cuevas.  Magura es una de las más grandes. Está ubicada a 32 Km. de la ciudad de Belogradchik, en el noroeste del país.  En sus paredes está su mayor tesoro. Son las pinturas rupestres con más de 2.800 años de antigüedad realizadas con guano. También se encontraron en su interior algunos utensilios de la Edad de Bronce y cerámicas. En tanto que Garganta del Diablo se destaca por su longitud de un kilómetro, y sus 300 mil años de historia. Una importante cascada es su principal paisaje. En Ledenika  también hay cascadas, además de estalactitas y estalagmitas. En invierno, cuando el hielo cubre sus paredes, ofrece un espectáculo diferente.  Pero la más grande de la Península Balcánica, es Yagoudina, con 10 kilómetros de extensión. En su interior se puede apreciar una especie de laberinto de excéntricas formas que traza la sedimentación. Eslovenia El Parque Grutas de Škocjan se convierte en un atractivo imperdible. Declarado Patrimonio de la Humanidad, un conjunto de cuevas a unos 200 metros de profundidad se vuelven irresistibles para cualquiera que imagine un paisaje cárstico con grutas, dolinas, barrancos y formaciones muchas y variadas.  Una caminata de poco más de una hora llevará a conocer detalles del terreno y el origen de las cavernas así como aspectos relacionados con la flora y fauna del lugar, mientras que el museo complementa la información etnográfica.  La cueva de hielo Dobšinská ladová Jaskyňa es la más grande de Europa. Se encuentra en la colina de Duca,  a una altura de casi mil metros. Mide 1.232 metros y tiene una profundidad de 112 metros. Descubierta por un minero en 1870, un año después ya estaba abierta al público. En 1887 fue la primera cueva iluminada en Europa. Su temperatura media anual es de 0 grados. El caudal de agua congelada en plena caída, las formaciones adosadas a la pared, son paisajes únicos que bien se ganaron el estatus de Patrimonio de la Humanidad. Las cuevas tienen un halo de misterio que atrae. La posibilidad de conocer un poco más de los secretos que se esconden bajo tierra es una tentación irresistible, sobre todo porque algunos de sus paisajes internos siguen dibujando caprichosas formas que sorprenden. Las cavernas continúan siendo un refugio para el hombre, pero  ahora de aventura y conocimiento. El hombre de las cavernas, es ahora un turista. Y si como en la canción infantil, alguien pide "que llueva, que llueva", no importa porque el turista está en la cueva. 
¿Alguna vez hiciste estuviste en alguna de estas cuevas? ¿Conocés otras cavernas? Contanos aquí tu historia.