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27 de julio de 2009

Nueva Orleans, una ciudad con espíritu vivo

A pesar de haber sido azotada por el huracán Katrina, Nueva Orleans sigue conservando el encanto de sus edificios, la vida a orillas del río Mississippi y el estilo francés en cada esquina.

En el estado de Louisiana, la ciudad de Nueva Orleans es uno de los centros culturales más importantes de los Estados Unidos y cuenta con el puerto más grande de la nación. Es un territorio único con magias ancestrales y una mezcla étnica singular.

Nueva Orleans es conocida como la ciudad donde los problemas se olvidan y donde todo el año es una fiesta. Los festivales más famosos, que atraen a 5 millones de turistas todos los años, son el legendario Mardi Grass, el New Orleans Jazz Heritage Festival, Black Heritage Festival, Tennessee Williams Literary Festival, el Carnaval Latino y el Día de la Independencia. La gran cantidad de población negra y su integración activa en la sociedad de la ciudad maduraron hasta llegar al nacimiento del jazz. Las costumbres culturales y las tradiciones de los negros son la base de los festivales populares de Nueva Orleans donde predominan la alegría, el baile y las manifestaciones artísticas en las calles.

La herencia francesa y española está latente en la ciudad en la gastronomía imperante, la arquitectura, la música y el espíritu de sus habitantes. El festival Mardi Gras reúne a miles de personas en las calles para bailar y conseguir collares de colores. Esta fiesta fue evolucionando hasta convertirse en una celebración multicultural que se nutre de las raíces africanas y caribeñas. Los carnavales se celebran desde el día de los reyes magos a principios de enero hasta la celebración del Mardi Gras, el día antes del miércoles de ceniza.

La ciudad tiene una superficie de 360 millas cuadradas, de las que 160 son agua, y está dividida en 4 grandes zonas: Orleans, Jefferson, St. Bernard, y St. Tammany.

El barrio más emblemático de la ciudad es el French Quarter o el Barrio Francés, donde la arquitectura muestra el adornado estilo francés y cuadras con estilo español y estadounidense. Las bandas de jazz en las calles, las paredes pintadas de colores vibrantes, los típicos cafés parisinos y los locales gastronómicos con un amplio abanico de sabores y aromas, completan su postal.

Los trabajos de los artistas y los poetas callejeros, la catedral St Louis en la plaza Jackson y el aroma del Café du Monde, son puntos obligados del French Quarter.

 

En el sur, en tanto, se encuentra el Faubourg Marigny, un barrio cuyo origen se remonta al siglo XVIII.

 

A la hora de elegir un sitio para una salida, existen cientos de lugares, pero nadie debe perderse el Preservation Hall, la cuna de la pureza jazzística.

Las orillas del río Mississippi es otro de los puntos turísticos más visitado de la ciudad por la belleza de la costa y sus paseos con mercados donde se puede comprar desde ropa, hasta ingredientes de cocina, pasando por joyas y souvenirs.

Nueva Orleans tiene el Casino más grande del mundo y vale la pena visitarlo. Además de las ruletas, mesas de blackjack y las adictivas máquinas tragamonedas, cuenta con restaurantes y salas para conciertos y muestras de arte.


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