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21 de octubre de 2016

Playas, la Fortaleza de Brasil

El sol y las playas son la mayor riqueza del extenso litoral marítimo de Brasil. La capital del estado de Ceará es uno de los destinos del nordeste brasilero que más turistas atrae.

Por Verónica Luna
Si pudiera definirse a la felicidad, casi que podría decirse que consiste en las sonrisas más enormes que puedan verse. Que esas sonrisas se dibujan en los rostros de las personas que recorren las playas de arena blanca bajo la luz intensa del sol. Personas que sumergen los pies en aguas cálidas, que reposan bajo una sombrilla y se deleitan con el agua de coco mientras observan el paisaje. Que esas imágenes retratadas en los folletos turísticos son una promesa y un compromiso de una estancia paradisíaca que vale más que mil palabras.
Fortaleza, en el nordeste de Brasil, es un destino perfecto para que esa promesa de felicidad se convierta en realidad. Tiene un litoral costero de abundantes playas, una temperatura media anual que refleja la constante presencia del sol y lluvias casi inexistentes que tienen por resultado días espléndidos para disfrutar a pleno de la arena y el sol.
Los 25 kilómetros de playa que se prolongan en su margen costero, son como una fuente inagotable de panorámicas. El atractivo de sus playas se suma a la aglutinante presencia de edificios que dan cuenta de la presencia numerosa de sus habitantes. Es la ciudad más grande de esa parte del estado brasilero, y la quinta en todo el país en el ránking de las más pobladas.
Entre sus playas, La Praia do Futuro, a 11 kilómetros del centro, es una de las más concurridas, tiene una actividad constante tanto de día como de noche. Mientras que la Praia Iracema, muy cerca del centro de la ciudad, es la más tradicional. Cuenta con una amplia oferta de restaurantes, bares, galerías y teatros, donde se destaca el Centro Cultural Dragao do Mar, donde siempre está abierta la posibilidad de participar de una muestra o evento cultural. Los deportes acuáticos encuentran en las olas altas y el viento un espacio para darle rienda suelta a la magia de sus destrezas. El lugar es como la tierra prometida para los surfistas.
La Praia Da Barra do Ceará, ubicada en la desembocadura del río que lleva el mismo nombre que el Estado donde se ubica, es la menos apta para los baños, sin embargo, cuenta con bares e imperdibles puestas de sol. La Praia Do Meireles, también céntrica, tiene además de restaurantes y hoteles, una feria artesanal y el Club Náutico.
Una gastronomía abundante en pescados y mariscos, especialmente cangrejos y langostas, puede degustarse en la amplia variedad de restaurantes cuya oferta parece inagotable, sobre todo por las noches. Las frutas tropicales son parte de la rutina, tanto como la caipirinha y la cerveza helada, compañeras perfectas para momentos inolvidables.
El Fuerte de Nuestra Señora de Asunción, que le dio nombre a la ciudad, y que tuvo un rol preponderante en el siglo XVII, cuando portugueses y holandeses se disputaban el territorio, es un símbolo de la ciudad. En esa ciudad pujante, creciente y moderna, conviven también las viejas construcciones históricas que son un testimonio permanente de su pasado. Una mezcla constante entre edificios de arquitectura moderna y casas de estilo colonial. El Teatro José de Alencar, es uno de los exponentes de la cultura lugareña. Su belleza arquitectónica con más de cien años de existencia, es el escenario donde se exhiben espectáculos que convocan al deleite de su programación.
La Catedral de Fortaleza es una de las construcciones más llamativas. Sus rasgos neogóticos se leen en sus dos torres de 75 metros de altura. Su presencia no puede pasar inadvertida para ningún visitante. Sus dimensiones permiten albergar a unas cinco mil personas. Digno de un recinto supremo.
El Mercado Central, construido en 1809, conserva su esencia de entonces como punto de encuentro para el intercambio de productos y para el desarrollo de la vida social. En la actualidad, sus puestos de venta se distribuyen en 550 emprendimientos donde se ofrecen artesanías, accesorios y prendas.
La magnitud a gran escala, es un parámetro al que no se renuncia en ninguna parte de Brasil. Tampoco en el nordeste del país, donde Fortaleza, a más de dos mil kilómetros de la capital nacional, derrocha playas, sol, arena, grandes construcciones, platos típicos, grandes parques, incluso el acuático más grande de la región, una hotelería apta para un buen descanso, y experiencias imperdibles.
Fortaleza es un bastión para conquistar el nordeste brasilero, y sobre todo descubrir la definición perfecta de felicidad.
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Fotos: Pixabay.com // everystockphoto.com