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18 de noviembre de 2013

Quito: turismo religioso en la capital de Ecuador

Arte, cultura y religión ofrece el casco histórico de esta ciudad que enamora a sus visitantes con su calles y edificios de imponente arquitectura colonial y su magnetismo espiritual que atrae a los más creyentes.

Por Cynthia De Simone
Dar un paseo por el centro histórico de Quito, conocido también como “La Ciudad Vieja” significa ser testigo de un inconfundible pasado colonial que se refleja en el estilo arquitectónico de sus plazas y museos, con alrededor de 130 edificaciones que albergan una gran diversidad de arte pictórico y escultórico y una marcada influencia religiosa en sus más de 20 iglesias, conventos y monasterios como símbolo de un tesoro inigualable de la ciudad que en 1978 fue declarada Patrimonio de la Humanidad.
El mejor lugar para empezar un recorrido turístico-religioso es la Plaza de la Independencia o “Plaza Mayor”, que entre otros atractivos está rodeada por el Palacio de Carondelet, residencia oficial del gobierno junto con la Catedral Metropolitana, el edificio histórico más importante del país.
La Catedral es un importante recinto de mediados de siglo XVI que funciona como sede de la Arquidiócesis y cuya construcción demoró alrededor de cien años. Su estilo gótico-mudéjar, se ve reflejado en el altar mayor que luce totalmente revestido en oro y además cuenta con un hermoso atrio abierto hacia la plaza. En su fachada se destacan varios portones esculpidos, en uno de los cuales se puede apreciar la imagen de  San Pedro portando en sus manos las llaves del Reino. Los restos de varios presidentes de Ecuador descansan en su interior tales como sacerdotes, obispos y el Mariscal Antonio José de Sucre, vencedor de la batalla de Pichincha.
Actualmente, su entrada principal se encuentra ubicada sobre la calle García Moreno o “Calle de las Siete Cruces”, un circuito de dieciséis cuadras que reúne templos monumentales al estilo del Viejo Continente con edificaciones que delatan la influencia del mestizaje con su perfil hispano-quiteño. 
La Basílica del Voto Nacional  o simplemente “La Basílica” ostenta el honor de ser el edificio religioso más grande de América. De estilo neogótico, fue construida por el arquitecto francés Emilio Tarlier quien se inspiró en la Catedral parisina de Notre Dame. Su estructura edilicia finalizó en 1924 cuando comenzaron a ofrecerse misas en la nave central, que está dedicada al corazón de Jesús mientras que la otra, de menor tamaño, homenajea al corazón de María.
Otro rasgo distintivo son sus coloridos rosetones con formas geométricas que representan lirios y orquídeas, ambas flores características de Ecuador, mientras que la fachada luce adornada con gárgolas inspiradas en la fauna del país tales como iguanas y tortugas de la isla de Galápagos.
Para obtener una magnífica vista de la ciudad junto a las montañas que la rodean, el visitante deberá ascender por la escalera o el ascensor al punto más alto de la torre principal, a 117 metros de altura. Si bien el panorama desde allí arriba es digno de una postal, no se recomienda para quienes sufren de vértigo.
Este santuario fue inaugurado y bendecido por el Papa Juan Pablo II durante su visita a Ecuador en 1985 y es un referente arquitectónico en toda Latinoamérica.
Carchi 122 y Venezuela
La Compañía de Jesús conocida como la “Iglesia de Oro” resulta de un atractivo inolvidable por su estilo barroco, totalmente revestida en  láminas de pan de oro en su interior y se calcula que se utilizaron cerca de siete toneladas de oro para ornamentar paredes, techos y altares.
La fachada principal presenta seis columnas de encaje en piedra y en la entrada principal se pueden admirar las réplicas de las impresionantes pinturas del Infierno y el Juicio Final del artista plástico ecuatoriano Miguel de Santiago.
La construcción de esta iglesia jesuita comenzó en 1605 y demoró 163 años hasta su finalización. Con la expulsión de los jesuitas en el año 1768, la iglesia permaneció cerrada por un periodo de 40 años.
Esta magnífica obra arquitectónica  orgullo de los quiteños, recibe cada año 150.000  visitas y está considerada como una réplica de la iglesia de San Bartolomé de Roma.
García Moreno y Sucre
Plaza y Monasterio de San Francisco
Esta iglesia es la más antigua de Quito y la construcción religiosa más grande dentro de los conjuntos arquitectónicos de los centros históricos de Latinoamérica. Se encuentra emplazada en la Plaza del mismo nombre, y empezó a construirse en 1550, en terrenos aledaños en donde los indígenas acostumbraban a trocar sus mercancías.
Entre sus atractivos más imponentes se encuentran el altar mayor del templo, las capillas laterales y el púlpito, de influencias mudéjares, manieristas y barrocas. Los siete patios, las muestras permanentes de arte religioso, el tenebrario (candelabro de forma triangular con quince velas) y una réplica del árbol genealógico de la diócesis franciscana son algunas de las grandes razones para visitarla, junto con su magnífica escalera cóncavo-convexa.
Además de estas virtudes, San Francisco atesora entre sus paredes más de 3.500 obras de arte colonial de múltiples manifestaciones artísticas y variadas técnicas, especialmente aquellas correspondientes a la famosa  Escuela Quiteña de arte, que nació en este lugar y cuyo referente es el gran maestro Bernardo de Legarda, escultor de la imagen de la Virgen alada de Quito, que se halla en el altar mayor.
El templo se encuentra en la intersección de las calles Benalcázar, Bolívar, Sucre y Cuenca, a tan sólo una cuadra de la iglesia de La Compañía de Jesús. 


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