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14 de septiembre de 2015

Árboles generadores de energía solar

La naturaleza es fuente de inspiración para cualquier persona, sean artistas o científicos, algunos capaces de plantar árboles generadores de electricidad.

Por Armando Cerra
Viajamos a lugares del mundo buscando la autenticidad en monumentos con muchos siglos de antigüedad o en paisajes poblados por bosques, montañas y lagos en los que poco ha tenido que ver la mano del hombre es su creación. Y paradójicamente, mientras estamos ante esas viejas arquitecturas o esos milenarios enclaves naturales, estamos navegando por internet en nuestra tablet o en el smartphone para recabar información sobre esos atractivos turísticos.
Somos viajeros del siglo XXI que a veces tan solo nos sentimos atraídos por la belleza natural y de lo antiguo. Sin embargo, esa condición de viajeros de nuestro tiempo debería provocarnos interés hacia otras muchas manifestaciones materiales del futuro que nos aguarda y que yendo con los ojos abiertos podemos ir descubriendo en nuestros viajes.
Un buen ejemplo, son los árboles de energía solar que poco a poco van creciendo de forma artificial por los diferentes continentes del planeta.
Los investigadores en su permanente búsqueda de nuevas fuentes de energía, en muchas ocasiones recurren a la naturaleza como vía de inspiración. En el colegio nos enseñan que los árboles se alimentan en parte de la luz solar. Entonces ¿por qué no crear árboles artificiales capaces de aprovechar esa luz para crear energía eléctrica?
Ha sido posible. Una nueva “especie vegetal” se pueden ver en lugares como la delegación de Miguel Hidalgo en Ciudad de México, en los exteriores de la Universidad de Castellón en España, en el Parque Natural Ramat HaNadiv de Israel o en algunos parques de Belgrado, la capital de Serbia.
Se trata de árboles en los que sus hojas se han transformado en paneles fotovoltaicos, capaces de atraer y almacenar la energía del sol y transformarla en electricidad. Su producción evidentemente no es muy grande, pero si la suficiente por ejemplo para que algunos de esos árboles por la noche se conviertan en farolas que iluminan los lugares y parques donde se ubican.
Pero aún más allá, y en la actualidad se han dado pasos para que estos árboles solares tengan unas hojas que no solo aprovechen la luz del astro rey, sino que incluso puedan moverse con la acción del viento, de manera que también sean generadores de energía eólica.
Es decir, son obras que tienen mucho de ciencia, algo de arte, y también un carácter de sostenibilidad y respeto hacia la conservación del medio ambiente. Pueden parecernos más o menos atractivos, pero lo que es innegable es que son creaciones muy del presente y también del futuro. Es un ejemplo más de como los paisajes van evolucionando. Esos cambios no solo pueden ser negativos como fruto de desastres naturales o la agresiva e insaciable explotación humana de los recursos de la naturaleza.
El presente y el futuro nos han de enseñar que los cambios que el ser humano provoca en los paisajes también tienen que poseer un carácter más positivo, más imaginativo y sobre todo muchísimo más respetuoso con el medio. Sin duda, los árboles solares son un buen exponente de ello.
Estos mismos árboles artificiales son la mejor fuente de información para saber más sobre ellos, sobre las razones de su creación o su funcionamiento, o para convencernos de la imperiosa necesidad de innovar en la creación de fuentes de energía sostenibles que provoquen el menor daño posible a un ecosistema mundial ya amenazado y gravemente herido.
¿Cómo un árbol nos puede dar toda esa información? Muy sencillo. Si se tiene la suerte de descubrir alguno de ellos, buscad su sombra para descansar un rato. Es posible que allí haya un banco para sentarse. Entonces fijaros en su peculiar tronco. ¡Sorpresa! Veréis unas conexiones de USB para que recarguéis vuestras imprescindibles tablet o teléfonos móviles. La propia energía solar que está creando ese árbol metálico y artificial mantiene la red wifi y es la que os va a permitir navegar con vuestro dispositivo y responder al cómo, dónde y porqué existen los árboles de la energía solar.