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14 de febrero de 2014

Viajar en el tiempo: los medios de transporte en el pasado

Distintos medios de transporte se utilizaron a lo largo del tiempo. Algunos fueron más revolucionarios que otros, pero todos ayudaron a que los desplazamientos fueran posibles.

Por Verónica Luna
La inquietud del hombre por trasladarse de un lugar a otro se materializó en diversos medios de transporte que fue pergeñando a lo largo del tiempo. El objetivo de acortar distancias, superar obstáculos y reducir los tiempos de viaje, fue evolucionando a lo largo de la historia. Algunos medios de transporte generaron verdaderas revoluciones, mientras que  otros fueron mutando lentamente hasta lograr la perfección.
El mundo fue expandiéndose conforme se ampliaron los medios de transporte terrestre, náutico y aéreo. Fue así como en el siglo XIX ya era posible que Phileas Fogg, el protagonista de la historia que relata Julio Verne, diera la vuelta al mundo en 80 días utilizando todos los medios de transporte disponibles en aquella época. Trenes, barcos, buques y hasta un elefante son los que permiten cumplir la travesía. El intrépido aventurero, sin embargo, no logrará alcanzar su meta sin antes padecer retrasos y otros contratiempos.
Terrestre
El invento de la rueda fue la pieza fundamental para el desarrollo de los medios de transporte. El traslado de personas y mercaderías adquirió diversas formas a partir de la búsqueda de nuevas alternativas para su movilización. Los orientales adoptaron carros de dos y cuatro ruedas que utilizaban para los desplazamientos con motivo de guerra y algunas festividades y ceremonias públicas. Esta forma de desplazamiento fue adoptada luego por griegos y romanos que la perfeccionaron en el uso de la litera. Sin embargo, por mucho tiempo, los principales medios de transporte fueron animales como caballos, camellos, bueyes o burros.
Durante la Edad Media los viajes se realizaban a pie, o utilizando a los animales como medio de transporte. Los hombres lo hacían en caballos y las mujeres y eclesiásticos lo hacían en mulas y literas.  Los caminos eran difíciles de transitar, en muchos casos ni siquiera existían, por lo cual era también difícil utilizar mapas que sirvieran de orientación. Las vías romanas marcaron un sendero. Los viajes en carreta eran lentos e incómodos aunque permitían transportar mercancías.
Los mercaderes, mensajeros, artistas, religiosos, militares, recaudadores de impuestos y prostitutas eran los principales viajeros. Más tarde se sumaron migrantes y campesinos en búsqueda de tierras. Los viajes duraban varios días aún cuando las distancias no fueran tan pronunciadas. La velocidad de transporte muchas veces apenas alcanzaba los 5 kilómetros por hora.
La prolongada duración de los viajes hacía necesario viajar con un equipaje pesado ya que además de los objetos personales se tenía que transportar alimentos, bebidas, herramientas y armas.
Las carrozas sólo estaban al alcance de las clases más elevadas. Eran coches que tenían ventanas y cortinas para protegerse del polvo. Se utilizaban para hacer viajes cortos y transportaban dos o tres pasajeros.
A mediados del siglo XVII comenzó a funcionar en París un sistema de carrozas públicas que tenían paradas determinadas y por las cuales se pagaba una tarifa. Se trataba de coches con techos realizados con cuero de animales que no conocían el confort pero que sin embargo servían para trasladarse de un sitio a otro. A la precariedad de los coches se sumaba la de los caminos, y la falta de seguridad que dejaba a los viajeros a merced de los delincuentes que despojaban a los pasajeros de sus pertenencias. Esta situación provocó que los coches evitaran la circulación nocturna propiciando el establecimiento de posadas y casas de descanso a la vera del camino.
Hubo que esperar al desarrollo del ferrocarril para que una verdadera revolución en los transportes se produjera. A partir de la utilización de las máquinas de vapor, los trenes permitieron viajar a mucha más gente más lejos y en menos tiempo.  A principios del siglo XIX la red de ferrocarriles se encontraba desarrollada en Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. A mediados de esa centuria, ya había ferrocarriles en casi toda Europa, Estados Unidos, Canadá, América del Sur, Egipto, India, Turquía y Australia.
El desarrollo del sistema de trenes incrementó el transporte de mercancías y personas. Luego, el desarrollo de la industria automotriz y del sistema de carreteras, propiciaron los viajes individuales tanto a corta como a larga distancia.
Marítimos
Se estima que los primeros medios de transporte para cruzar ríos, lagos, lagunas, fueron troncos flotantes. Esas primitivas balsas, fueron reemplazadas luego por canoas, impulsadas por remos. En la Edad Antigua, los romanos dieron impulso a sus viajes a través de embarcaciones a vela. Empujadas por el viento, lograron desplazarse a mayor distancia. De esa primitiva embarcación surgieron las galeras que eran naves con una o dos velas y varios remos a cada lado que eran accionados por esclavos o prisioneros.
Las carabelas, en cambio, ya no tenían remos, sino que tenían velas triangulares, que ayudaban a maniobrar la embarcación y cuadradas que le daban mayor velocidad. Tenía bodegas en las que se transportaban mercancías.
En el siglo XVIII la fragata alcanzó su apogeo. Varios mástiles y velas, permitían movilizar una embarcación de envergadura a grandes distancias. Además tenían cañones para la defensa ante eventuales ataques.
La vía marítima era la elegida para las mayores distancias ya que era más rápida que la terrestre, y también incluso más cómoda. Se viajaba preferentemente en verano, época en la que el mar suele ser más calmo, y guiados por el sol, las estrellas y las aves. No obstante, la duración de los viajes más largos hacía que las condiciones de los viajes fueran más vulnerables a las enfermedades y la proliferación de roedores y piojos.
Luego de la revolución industrial, las embarcaciones a vapor terminaron por reemplazar progresivamente a las de vela.  Después siguieron los barcos modernos cuyos motores lograron mayor desplazamiento con menor uso de combustible.
Aéreos
Los viajes en globo tienen un componente romántico que los convierten en una aventura fantástica. La idea de viajar en globo surgió cuando los hermanos Joseph y Jackes Montgolfier descubrieron que con el aire caliente podían lograr desplazarse en altura.  Fue uno de los primero intentos de conquistar el espacio aéreo.
Durante el siglo XIX los dirigibles, inventados por Henri Giffard en 1852, conquistaron los cielos. Podían despegar, aterrizar y navegar por el aire mediante depósitos de gas de menor densidad que la atmósfera. Llegaban a transportar hasta 20 personas. El primero que logró dar la vuelta al mundo fue el Graf Zeppelin, que tenía cabinas, salones, y vajilla lujosa. Pero la conquista del espacio aéreo se logró recién después de la Segunda Guerra Mundial con la utilización de los aviones para la prestación del servicio aéreo comercial.
Los medios de transporte facilitan el viaje, lo hacen más cotidiano y factible. En su evolución, no sólo se incorporaron avances tecnológicos, sino también la diferenciación entre los distintos sectores sociales haciendo de algunos medios de locomoción un servicio exclusivo. Ya no sólo fue importante cubrir la mayor distancia en el menor tiempo posible, sino también hacerlo de un modo confortable y seguro.  En un mundo cada vez más cercano, cualquier viajero puede dar la vuelta al mundo, y ya no necesita contar con 80 días.
¿Conocés algunos otros medios de transporte que se utilizaron en la antigüedad? Compartí aquí tus conocimientos.