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08 de agosto de 2016

Walter Astrada: el fotoperiodismo y los viajes

Walter Astrada, ganador de 3 World Press Photo y posicionado entre los mejores fotoperiodistas del mundo, cuenta sobre su mirada, su trabajo y sus viajes.

Por Guadalupe Araoz
Walter ganó los premios de fotoperiodismo de mayor prestigio internacional como el World Press Photo en 3 oportunidades, la Beca de la Fundación Alexia y el PGB Photo Award. Cubrió guerras, matanzas, violaciones y otros actos de violencia en cuatro continentes. También ha presenciado actos de profunda bondad. “El mundo es violento y peligroso pero también generoso y pacífico”, asegura con total convicción.
Posee una visión del mundo particular y una forma de hablar directa, calmada y sin tabúes; siempre con una profunda conexión con las historias que vio y vivió. No tiene ni quiere el cartel de héroe sobre su cuello. A pesar de ser consciente de que a veces arriesga demasiado, continúa fotografiando porque es su forma de observar la realidad y de ser quién es.
Un ser apasionante, que se enfoca en aquellas realidades del planeta que el resto intenta sumir en el olvido. Mientras todos giran la cabeza, Walter Astrada corre a contar lo que pasa allí, donde la oscuridad se apodera de las vivencias y la memoria olvida.
¿Cómo surgió en tu vida el fotoperiodismo como profesión?
A los 13 años fui a una muestra de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina. Las fotos me producían sentimientos fuertes que me llevaron a pensar: “Si alguien me puede hacer sentir algo con una fotografía, quiero hacer lo mismo”. Así que a los 19 años, en 1987, tomé la decisión de ser fotógrafo.
¿Cuándo y por qué comenzaste a viajar con tu profesión?
Cuando trabajé para La Nación viajé por Argentina cubriendo noticias. Los diarios son bastantes centralistas en Buenos Aires pero de vez en cuando, sobre todo por deportes, te mandan a cubrir un partido afuera o realidades como inundaciones en Corrientes.
Después de dos años en el diario decidí que quería viajar más y conocer otros países así que renuncié y comencé a viajar como mochilero en busca de nuevas experiencias. Me compré un boleto de ida a Brasil y pasé por el Amazonas, Bolivia, Perú y Chile. Viajé durante 11 meses en los que trabajé para el diario La Razón en Bolivia y comence a trabajar para Associated Press quien me había contratado como corresponsal en Paraguay. Ademas de las noticias, realice un proyecto personal sobre la vida de las travestis en Asunción, donde aprendí a abordar proyectos de larga duración. Allí estuve tres años y viajé principalmente por Sudamérica cubriendo fútbol. Renuncié, volví a Buenos Aires por unos meses, de allí a España y luego la agencia Associated Press me contrato nuevamente para ser su corresponsal en la Republica Dominicana, cubriendo el Caribe por casi un año y medio. Renuncié y me quede por mi cuenta otro año terminando un proyecto sobre la inmigración Haitiana en la Rep Dominicana y como free lance para la Agence France Presse. Posteriormente me mude a España por un año y medio desde donde viaje a Guatemala para comenzar un proyecto sobre violencia contra las mujeres y en el 2008 me fui a Uganda como free lance cubriendo África del Este, desde donde documente la violencia después de la selecciones presidenciales en Kenia, la sangrienta represión en Madagascar y el conflicto que nunca termina en el Este del Congo. En Congo continúe con mi proyecto sobre violencia contra las mujeres, en situaciones de post conflicto o conflicto. A partir de allí me desplace a India para seguir en el mismo proyecto, donde gracias a la Beca Alexia produjo Undesired y luego regresé a vivir a España desde donde trabaje en otros proyectos, como el de esclerosis múltiple en Europa.
En verdad siempre estuve viajando pero no solo por el trabajo sino porque era lo que me gustaba. A veces por trabajo y otras por motivos o proyectos personales, o solo porque me apetecía ir a un lugar. Me recuerdo viajando desde pequeño. El trabajo lo que hace es que te paga los gastos, pero también hice proyectos por mi cuenta.
En el viaje en moto que estoy haciendo ahora saco fotos también pero me lo estoy pagando yo. Para cubrir los gastos doy charlas, clases por internet y vendo fotos.
¿Consideras que el fotoperiodismo y los viajes van de la mano?
Me gusta mucho viajar, conocer lugares y realidades. Soy muy curioso. La fotografía me da la excusa para viajar más allá.
Las formas de viajar varían, algunos van en busca de monumentos y naturaleza, otros del contacto con las culturas. Aquello a lo que nos dedicamos marca un poco la forma de movernos en el mundo y de observar las cosas. ¿En qué crees que se diferencia la forma de viajar y la mirada del fotoperiodista? Al menos en vos.
Ser fotoperiodista no me hizo ver el mundo distinto. No se si hay una mirada de fotoperiodista, lo que hay es una mirada de Walter. Soy muy crítico con todo lo que veo. Como soy curioso, pregunto mucho. En mis post no escribo sobre viajar en moto o hacer fotos sino sobre cosas que observé y que me parece que valen la pena compartir. Con la fotografía me pasa un poco lo mismo. Me gusta observar y contar historias. De Tailandia, por ejemplo, escribiré sobre que es una dictadura, pero si ves los post de otros viajeros hablan de la comida y de lo que ellos vivieron allí, lo mismo con las fotos. Cada cual puede escribir y contar lo que quiere. A mí me apasionaba la historia y la geografía.
Creo que vivir en Uganda o en España, por elegir dos países, es en cierta forma bastante parecido. Me refiero a vivir, no a ir de vacaciones. Vas al supermercado, al baño, comes… ¿Qué cosas cambian? El idioma no es el tuyo, en el cine no hay todas las películas que quieres ver y hay diferencias culturales que tienes que tenerlas en cuenta para adaptarte, algunas cosas me costaba entenderlas. Pero en general no haces cosas muy distintas a las de tu lugar de origen. O por lo menos debería ser así. Que la gente que te cruzas en la calle tenga ojos más asiáticos o sean mas negros que tú, eso ya es otra cosa… pero en general todo el mundo es muy parecido y hay muchas cosas que hacemos igual. Si consideráramos que el mundo es así, seríamos menos racistas.
Es como esas imágenes después de un combate en la que soldados, revisan las billeteras de los muertos y aparecen las fotos de la familias y ahí el soldado que ha matado a alguien ve que el otro es igual a él. Tenemos diferencias como el idioma, color de piel, cultura, rasgos físicos, pero en general somos seres humanos con las mismas necesidades y por ende hay cosas que hacemos igual. El problema es cuando se usan esas diferencias para discriminar. Cuando viajo observo igual que cuando estoy quieto en España. Critico de igual forma. Era algo que ya tenía yo y que me llevó al fotoperiodismo, no a la inversa.
Una vez me contaste que te quedas mucho en los lugares. Me gustaría que me cuentes de nuevo por qué.
Si preparas un asado rápido se te quema por fuera y dentro queda crudo, hay que darle tiempo a que se dore por fuera y se cocine por dentro. De igual forma, si haces este tipo de trabajo rápido solo verías lo que tus prejuicios te permiten ver. Intentarías poner marcas en las listas que tienes armadas en la cabeza. Si le dedicas tiempo, luego de luchar contra tu ego para decirte que lo que pensabas no era real, decides que tal vez tienes que cambiar el punto de vista que tenías o que hay cosas más interesantes que no tuviste en cuenta. Hay gente que va tres días a intentar rellenar los espacios en blanco de algo ya escrito y no deja de ser una repetición de cosas que ya están dichas.
El tiempo es importante para todo, no sólo para un proyecto fotográfico. Nos da tiempo para entender.
¿Cómo decides dónde ir para hacer un proyecto?
No tengo ni bases ni lineamientos para decidirlo, cada caso es distinto. Algunas estaba en la zona y las cubría, no salían de un interés personal sino de una realidad que me tocaba cubrir. Otras, se basaron en un interés personal pero fueron una consecuencia de algo puntual que quería hacer. En general aunque sepa el tema sobre el que trabajaré no sé cómo lo llevaré a cabo hasta que lo hago. Muchas veces voy cambiando sobre la marcha el cómo. A veces hay temas que crees que es de determinada forma porque has leído sobre ello pero yo realmente no doy cosas por sentadas, necesito estar allí.
Violencia contra las mujeres hay en todos los países, por ejemplo. Algunos tipos de violencia son distintos a causa de la cultura o la religión, pero el resultado final es el mismo. En este caso elegí un país en cada continente exceptuando Oceanía. Al tomarlo como algo global estoy diciendo que se da en todas partes. Luego tomé puntualmente el tipo de violencia que afectaba más en la región que yo elegía. Por ejemplo, Guatemala es Centroamérica pero también en Sudamérica hay muchos femicidios (asesinatos de mujeres). Escogí el país con el índice más alto en Latinoamérica de este tipo de violencia.
Un tipo de violencia que se dio siempre son violaciones y ataques contra mujeres durante o después de conflictos. Dentro de la mentalidad de que la mujer le pertenece al hombre se intenta desmoralizar al enemigo utilizando el cuerpo de la mujer como si fuera el campo de guerra. Pasó en la segunda guerra mundial cuando los rusos principalmente y los aliados  entraron en Alemania y se estima violaron un millón de alemanas, pero como era el bando ganador nadie habla de eso; también en los Balcanes, en Sierra Leona y Liberia. En África quería ir a un lugar donde estuviera pasando. Por eso elegí Congo.
Además, después de la Segunda Guerra Mundial es el país con el número más elevado de muertes a causa de un conflicto armado. Desde 1’996 hasta ahora han muerto más de 5 millones de personas. Las mujeres violadas incluyen desde niñas hasta ancianas y de acuerdo a informaciones de grupos de derechos humanos el número ronda entre cuarenta a sesenta por día. Uno de los problemas de estas violaciones, es que en vez de rechazar a los violadores, se estigmatiza a las mujeres violadas.
Una de las historias es la de Masika. En el ’98, un grupo de soldados entraron a su casa en el Congo, cortaron a su marido en pedazos, la recostaron sobre los trozos y la violaron entre 12 hombres mientras violaban también a sus dos hijas de 13 y 14 años. La directora de un grupo de mujeres que ayudan a mujeres violadas la llevó al hospital. Ella no se acordaba lo que había pasado. Preguntaba por su marido pero los vecinos le decían que había salido a trabajar. Cuando su hija tuvo el bebé producto de la violación, junto a un psicólogo le contaron lo sucedido. Entonces decidió usar su casa como lugar de ayuda para mujeres violadas. Recibe a las mujeres, las envía al hospital para que les den pastillas profilácticas para evitar el embarazo y enfermedades de transmisión sexual, y con la ayuda de ONGs cultivan la tierra y venden sus productos. Su historia es terrible pero el giro que le dio es increíble.
En Asia, China e India juntos tienen casi la mitad de la población del mundo. En ambos hay asesinatos de niñas y aborto selectivo por sexo. Tiene que ver con “población”. Elegí India porque era más sencillo para trabajar que China, a causa del idioma. También porque se estima que en el año 2025 la población de India será mayor que la de China. Como consecuencia del aborto selectivo se estima que en India hay 36 millones menos de mujeres. Que además trae otros problemas como el trafico de mujeres para ser vendidas como esposas. Lo explico al problema en el multimedia de Undesired.
Noruega lo elegí centrándome en la violencia doméstica, que es el tipo de violencia que se encuentra en todos los países. Es considerado el país más seguro del mundo pero sigue teniendo violaciones y violencia doméstica. Si las mujeres pueden ser violadas, golpeadas o asesinadas en cualquier país, me gustaría saber en que se basan para considerarlo seguro.
¿Cómo inicias contacto con los locales?
Voy a la casa, les digo “ponte contra la pared que te voy a hacer una foto” y me voy. No, mentira. Se necesita de grupos locales que estén trabajando en el tema. En general son los que hicieron los informes que he leído. En inglés se los llama Grassroots.
En los países del tercer mundo, en cuanto a la violencia contra las mujeres, muchas pertenecientes a estos grupos también han sufrido violencia y, como el estado no responde, han armado ONGs o grupos de apoyo. Conocen el tema desde dentro y pueden brindarte un montón de información, acceso y, si confían realmente en lo que estás haciendo, te abren las puertas de una forma que nadie más puede. Cuando llegas con alguien como estas personas a hacer un trabajo, es casi imposible que no te ayuden. Es una gran responsabilidad porque puedes no solo hacer un mal trabajo, sino minar o complicar el trabajo que alguien ha hecho desde hace muchos años logrando que personas se recuperen del maltrato. A veces los periodistas no son tan conscientes del daño que pueden llegar a hacer.
¿Qué factores en común viste entre los países del proyecto de violencia contra las mujeres en cuanto al por qué sucede y cómo piensas que hay que encarar la solución?
No sé si hay un patrón general. Lo que hay, que aplica a todo tipo de violencia y discriminación, es que utilizamos las diferencias para discriminar. Color de piel, rasgos físicos, sexo, lo que sea.
Lo que hay que hacer es educar a la gente para que no utilicen las diferencias para discriminar. Para pertenecer a un grupo pareciera que tienes que renegar de otro y ahí es donde fallamos, donde para entrar al grupo debemos discriminar al otro o diferenciarnos. La violencia a la mujer está basado en eso: “corres como una niña”, “lloras como una niña”. Se utiliza algo que no es malo, para discriminar y hacerte inferior cuando en verdad no es algo negativo llorar o correr de determinada forma. El cuerpo humano es sabio, si no fuese importante llorar no lloraríamos. Pero se toma como algo malo para diferenciar.
Dijiste que en India el aborto selectivo masivo, aborto de niñas, repercute de forma directa en el tráfico de mujeres. ¿Por qué?
En India una de las bases de la sociedad es el matrimonio. La gente se casa muy joven. Si quitas 36 millones de mujeres de la población, entonces hay 36 millones de hombres que no se pueden casar. En una sociedad en la cual el matrimonio es importante, esos hombres necesitan mujeres para casarse. A partir de ello se genera un mercado. Hay una demanda y se crea la oferta: el tráfico de mujeres de otras partes de India o de países vecinos.
La distancia corpórea con las personas que aparecen en tu foto no es grande. ¿La emocional?
La distancia emocional es igual de corta. Mi idea de la vida es que si no te vas a involucrar, entonces no lo hagas. No solo para levantar una cámara y hacer una foto, sino para cualquier trabajo o actividad que hagas. No puede ser que tu trabajo no te importe. Si no te importa entonces tendrías que buscar otro. Y si además tu trabajo es fotografiar a personas en situaciones súper complicadas y donde la están pasando mal, creo que es casi una falta de ética. Para mí uno de los problemas que tenemos como sociedad es que hay mucha gente que hace cosas que no le importa o a las cuales no les dedica todo el tiempo y esfuerzo que requieren. Al final el resultado es mediocre y encima trasladan frustraciones. No todo el mundo puede hacerlo de 10, pero al menos deberías dedicarle todas tus capacidades. A veces, aportar mediocridad es incluso peor que no aportar.
Si tienes la oportunidad para una buena foto pero la persona necesita ayuda, ¿le ayudas primero? ¿Incluso si la ayuda es activa como involucrarte en algún hecho de violencia?
No puedo hablar en base a supuestos. He estado en situaciones donde había gente que la estaba pasando mal, no he hecho la foto y he ayudado; otras donde había personas ayudando he hice la foto y otras donde incluso ayudas más haciendo la foto. Entonces, depende.
En la represión contra la manifestación en Madagascar sabía que siempre lo mejor que podía hacer era tomar la foto, correr al hotel y enviarla lo más rápido posible. Había gente ayudando a los heridos. Para poder opinar hay que estar en una situación concreta porque en situaciones parecidas he hecho otra cosa.
Creo que las tres opciones son válidas. Lo único que no es válido, a mi entender, es que no ayudes porque crees que con esa foto vas a ganar un premio.
Una foto-anécdota que no se te borre, que te haya movilizado.
Es muy difícil fotografiar algo que no se ve. En India, la presión hacia las mujeres para que tengan un varón es mucho más psicológica que física. Creo que son necesarias muchas imágenes diferentes para contar toda la historia.
Hay tres o cuatro fotos que me gustan y me movilizaron. La de los pies quemados que es sutil y fuerte a la vez. La foto en que una chica que fue traficada está comiendo en el suelo mientras su marido come sobre una cama. Luego la de la tía que recoge la niña recién nacida y deja de reírse cuando se da cuenta del sexo del bebé. Una necesita de la otra para contar la historia.
Si desarrollaste estos temas es porque tenés un interés en que tengan difusión y se solucionen. Cuando hay falta de interés de los medios masivos sobre ellos, ¿cómo lo difundes?
En mi caso me ayuda mucho haber ganado varios premios porque eso genera un interés sobre lo que produzco. Si ganas un premio y en vez de hablar de ti mismo hablas del tema,  entonces los mismos medios que no querían publicar tu trabajo se ven obligados a hacerlo de forma indirecta.
En este momento te encuentras recorriendo el mundo en moto como un proyecto personal. Además escribes y subes fotos en tu página web. ¿En qué cambió ahora tu forma de viajar y cómo te sientes con ese cambio?
Mi forma de viajar no cambió mucho. Cuando viajaba de mochilero, hace 17 años, lo hacía de la misma manera. El no hacer fotos me hace sentir vago, siento una presión, pero poco a poco voy trabajando sobre ello. Los primeros meses eran un post cada semana y ahora me permito uno por mes. Sigo teniendo un objetivo, que es mostrar lo que voy viendo. A la vez me ayuda a financiar el viaje porque vendo las imágenes.
Hago lo mismo; de una forma más relajada, depende el día. Siempre observo y siempre que puedo fotografío. No hay un mundo observado como fotoperiodista y otro como Walter Astrada. No deberíamos hacer diferencia entre una cosa y la otra, siempre deberíamos ser nosotros.
¿Te dan ganas de volver a hacer un proyecto fotográfico social?
Creo que en cierta forma lo sigo haciendo por más que no fotografíe a gente en una situación complicada. Hace 5 años en una exposición de fotógrafos latinoamericanos en Madrid solo había fotografías de muertos y violencia. Creo que Latinoamérica tiene otras cosas. En África también cubrí violencia pero el viaje me está sirviendo para completar la otra cara. El mundo es violento y peligroso pero también generoso y pacífico. Este viaje es como el Ying y el Yang. Estoy completando la otra mitad. No significa que no haga fotos de situaciones complicadas pero le estoy dando un balance a mi trabajo. Siempre miraba ambas partes, ahora las muestro.
¿El fotoperiodismo es solitario, trabajar en lo que uno ama, el viaje o uno es solitario? ¿Por qué?
Hay cosas que son para hacer solo y otras para hacer en grupo. Hay cosas que aunque las hagas solo nunca vas a estarlo porque en verdad el mundo está habitado. En mi caso, soy muy solitario porque no me molesta estar solo. No significa que sea narcisista. Disfruto de la soledad.
Mi consigna en general es: “solo estoy increíblemente bien, si estoy con alguien tengo que estar mejor”. En algunos casos aunque esté en grupos estoy solo. También soy muy tímido aunque no me crean.
Un pensamiento.
Algo que voy confirmando con los años es que individualmente las personas son buenas pero en grupo es mas fácil que sean malas. En grupo es mas fácil que venza el mal. El ser  humano, al ser un ser social, tiene que impresionar al que está a su lado para ser aceptado. Así que depende mucho del ambiente en el que este rodeado.
Creo que a algunas personas, viajar les permite ser realmente ellos mismos. En nuestro hogar también pero hay muchas reglas sociales que creo que son erróneas y entonces si haces algo fuera de esas reglas, te estereotipan.
¿Cuánto tiempo seguirás viajando?
Hasta que me alcance el dinero. Si siempre tengo dinero entonces viajaré siempre.
Suena trillado y cursi pero quiero escuchar tu respuesta, ¿Qué mensaje te gustaría aportar al mundo?
Sé feliz sin hacer infeliz al resto.
Los trabajos periodísticos de Walter se exponen en Walter Astrada Photojournalist, mientras que las fotografías de su viaje se las encuentra en The Journey.