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28 de diciembre de 2016

Yucatán: siglos de historia mexicana

Enclavada en el centro de la península homónima, la región ofrece un notable panorama para intereses diversos

Por Ignacio Stábile
Empezar a descubrir el “Mayab” (como antiguamente se llamaba a Yucatán, antes de la Conquista española), significa adentrarse, visitando los yacimientos arqueológicos, a los momentos de esplendor de la civilización maya, aunque también a sus años finales. Significa maravillarse con el patrimonio arquitectónico de Mérida y Valladolid. Significa incursionar, literalmente, en las entrañas de la tierra, los cenotes, el área de pasaje entre el presente y el inframundo, según la cosmovisión maya.
Situada en el oriente del país, a unos 1300 kilómetros de la Ciudad de México, la región cuenta con el aeropuerto de Mérida como principal vía de acceso área (otra posibilidad es el de Cancún, en el vecino estado de Quintana Roo). Llegan vuelos desde la capital mexicana y los principales puntos del país, así como también desde varias ciudades de Estados Unidos.
Mérida resulta una cómoda y agradable puerta de entrada a Yucatán, además de poseer una situación geográfica para recorrer algunos de los grandes atractivos de la región.
Fundada en 1542, resulta ser la principal ciudad del sureste mexicano, con más de 777.000 habitantes.
Desde la Plaza de la Independencia (también conocido como el Zócalo), se puede empezar a caminar esta bella ciudad de gran reservorio arquitectónico colonial. Entre los atractivos indiscutidos, se encuentra la Catedral de San Ildefonso de Yucatán, la segunda más antigua del continente americano y la primera en haber sido levantada en tierra firme.
Se encuentra también en el casco histórico la casa que habitara el fundador de la ciudad, Francisco de Montejo “el Adelantado” y sus sucesores.
Otro recorrido tradicional lo representa el Paseo de Montejo, una elegante avenida con grandes casonas, muchas de ellas de estilo clásico francés, que datan del período de auge en torno a la economía del henequén (planta autóctona de Yucatán utilizada por sus fibras para tejidos) durante principios del siglo XX.
A poco más de 160 kilómetros al este de Mérida se encuentra Valladolid, una agradable ciudad que consta de varias iglesias históricas y un importante acervo colonial. Se encuentra emparentada a la anterior ciudad descripta ya que fue fundada por el sobrino de Francisco de Montejo.
Sin embargo, una gran cantidad de viajeros eligen hospedarse en Valladolid debido a su estratégica ubicación para visitar los cenotes que se encuentran en sus cercanías. Considerados por los antiguos mayas como una entrada al lugar donde habitaban los dioses, los cenotes a menudo se presentan como corrientes subterráneas, recubiertas por cavernas de piedra caliza.
En los cenotes que están habilitados para el turismo se puede practicar submarinismo, snorkel o simplemente zambullirse en sus aguas. Los más importantes se encuentran cercanos a Valladolid, aunque muchas excursiones parten desde Mérida y también de Cancún.
Pero si se busca comprender la historia y el presente del mundo maya, nada mejor que visitar alguno de los espectaculares sitios arqueológicos repartidos por toda la península.
Desde Mérida pueden visitarse las impresionantes ruinas de Uxmal, el principal sitio perteneciente al estilo arquitectónico  Puuc.
La imponente Pirámide del Adivino, de 35 metros de alto y más de 50 metros de ancho, es la principal estructura, que se divisa desde casi toda el área arqueológica.
Kabáh, Labná y Sayil son tres sitios Pucc menores que pueden visitarse juntos en un mismo paseo (en ocasiones incluyendo Uxmal), en poco más de medio día.
Todas las rutas arqueológicas apuntan, sin dudas, al más famoso de los yacimientos: Chichén Itzá. Más allá que se encuentra sobre explotado turísticamente (desde resorts dentro del parque hasta una multitud de vendedores ambulantes), siempre vale la pena una visita y algunas fotos a la Pirámide de Kukulkán, al Juego de Pelota y al Templo de las Mil Columnas.
Desde el pasado y el presente de los mayas hasta la Conquista, los siglos de historia de México se nos aparecen a cada paso en Yucatán. Animarse a conocerlos y a entenderlos es el desafío.