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27 de junio de 2011
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Marruecos, el país del regateo

Separado de Europa por el Estrecho de Gibraltar, este país del norte de África es un destino imperdible para quienes buscan exotismo, color y una experiencia diferente a cualquier otra.

El Reino de Marruecos, con costas en el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, se distingue del resto de los países africanos por varios motivos. En principio, su proximidad con Europa (más precisamente con España, de la que la separan tan sólo 14 kilómetros), lo transforma casi en un destino de paso de muchos turistas que llegan al viejo continente. Además, se trata del único país africano que no es miembro de la Unión Africana.

Típica postal marroquí (clickear para agrandar imagen). Foto: iStockphoto.comDueño de una historia por demás rica, en su interior cobija ni más ni menos que la mítica ciudad de Casablanca, la más grande del país y protagonista de una de las películas que marcaron al séptimo arte. Pero éste no es, ni por asomo, el dato más llamativo de Marruecos. Su heterogeneidad es, sin dudas, un rasgo característico del país. La multiplicidad de etnias que allí conviven desde la época de los fenicios y romanos perdura hoy en día aunque muchos de sus habitantes en la actualidad provienen de la denominada África subsahariana.

Con el Islam como principal religión, los idiomas oficiales son el árabe clásico y el francés, sin embargo es el árabe marroquí el más hablado en este territorio (aunque muchos hablan español). De todos modos, en material comercial así como en la enseñanza superior se utiliza el francés.

Colores, relieves y múltiples paisajes bendicen esta tierra en la que las mezquitas son las grandes protagonistas y las tradiciones del pueblo berberisco y árabe están muy arraigadas en sus principales ciudades. Entre ellas, podemos mencionar a Agadir (ciudad de playas), Asni (punto de partida para visitar las montañas del Atlas), Casablanca, Fes (es la vieja capital), Marrakech, Rabat (su actual capital) y Tánger.

Si la idea es visitar una mezquita, debes saber que no está permitido el ingreso a ellas para quienes no son musulmanes. Sin embargo, en Casablanca, está permitida la visita a La Gran Mezquita Hassan II.

¡A comprar!

Los mercados marroquíes con su inconfundible colorido (clickear para agrandar image). Foto: iStockphoto.comQuien pasa por Marruecos y no visita algunos de los típicos mercados donde el regateo es obligación, no estuvo realmente en Marruecos. De hecho, hay quienes aseguran que la mejor manera de arruinarle el día a un marroquí es aceptándole el primer precio que éste pide por aquello que está vendiendo.

Así, en los zocos (los coloridos mercados marroquíes que se monta al menos una vez por semana en cada poblado), el regateo es la moneda de uso obligatorio. Pero no sólo aquí. En los taxis también es habitual y hasta recomendable regatear (ya sea antes de subirse o una vez en destino).

Ahora, si ésta no es una práctica frecuente en tu país de origen y no sabes cómo hacerlo, aquí van unos consejos para no morir en el intento. A saber:

- Discute por un artículo que no sea de tu interés, al punto de amagar con irte porque no llegas a un acuerdo con el vendedor y cuando éste te llame (ten por seguro que lo hará), haz foco en el objeto que sí te interesa comprar. Así lograrás el precio que buscas porque el vendedor ya sabe que, de lo contrario, te vas y pierde su venta.

Marruecos (clickear para agrandar imagen). - Deja que el que tenga la última palabra sea el vendedor. Esto es: deja que él paute el precio final. Por lo tanto, si él te pregunta cuánto quieres pagar, nunca lo digas. Respóndele con otra pregunta: ¿por cuánto me lo dejas?

Panza llena

Especias, legumbres, frutos frescos y secos, carnes, pescados y mariscos son pare de la gastronomía marroquí conocida por su rico e intenso sabor al paladar.

Entre los platos que no puedes perderte si visitas Marruecos están los tajines, que son unos guisos que se sirven en un recipiente de barro, pero que llevan una cocción muy especial. El más buscado en los días festivos es el de ciruelas con carne de cordero, almendras y sésamo.

Obviamente, las famosas kebabs que pueden comerse incluso en los puestos callejeros y las keftas (especies de albóndigas muy sazonadas) son un bocadillo obligatorio así como el cuscús y los yogures naturales dulces.

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